El Arzobispo de Guadalajara, el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, llamó a los católicos a rechazar la legalización del aborto y especialmente a que la práctica se extienda en México bajo la presión de organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU).
En su columna semanal "La Palabra del Pastor" que publica la revista oficial de la Arquidiócesis, el Purpurado destacó que "los medios dieron cuenta hace unos días de que la alta comisionada de las Naciones Unidas alabó a dos estados y al Distrito Federal por haber despenalizado el aborto".
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"Les echó las flores y, al tiempo, urgió a todos los estados de la República a que hagan lo mismo, para que se pueda matar en todo México impunemente", señaló el Cardenal en su habitual lenguaje coloquial.
"Hay que decir, en primer lugar, que el aborto es un crimen; eso que quede claro. Va contra el ser humano y la vida, que es sagrada. Dios Nuestro Señor nos dejó un Mandamiento: 'No matarás', y por tanto, debemos respetar la vida de los demás, también la de los no nacidos, que son seres humanos y tienen derecho a la vida", explicó el Purpurado.
"Sin embargo –advirtió– a la gente, sobre todo a la más sencilla, pueden convencerla los motivos que dan los abortistas; por eso, quiero hablar de ellos".
"Entre las principales razones que aducen, la más 'sonada' ahora es el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo", dice el Arzobispo; pero explica que "el apéndice estará ahí toda la vida, si no lo extirpan; lo mismo los riñones o el hígado, ésos sí son parte del cuerpo. El hijo en el seno de su madre, es otro ser humano que también tiene derecho a la vida y está ahí temporalmente; está albergado en el seno de la madre por unos meses para salir al mundo y realizar su destino. No es propio de la mujer, así que no está en su derecho hacer lo que quiera con su cuerpo".
"También se justifica el aborto –agrega el Cardenal Sandoval– por la malformación. Eso sería regresar a los tiempos bárbaros de Esparta, donde, por preservar la pureza de la raza, a quienes nacían deformes, enfermos o débiles, se les mataba despeñándolos. Hitler también trató, no solo de matar judíos, sino también de 'purificar' la raza alemana, y a muchos enfermos y minusválidos, que llamamos ahora 'de capacidades diferentes', los eliminó sin escrúpulo alguno".
"No solamente los seres sin defectos físicos tienen derecho a la vida; también los que vienen con alguna deficiencia, pues son seres humanos. Hay ejemplos extraordinarios en este mundo de personas con alguna discapacidad que son muy productivas, que sobresalen en muchas cosas, porque tienen una gran voluntad y gran talento", explicó.
Finalmente, el Cardenal concluye su columna señalando: "Quedémonos, pues, con la idea fundamental: abortar es matar, y matar es un crimen condenado por la ley de Dios, por la ley humana y la Constitución de México".