El Arzobispo de Milán, Cardenal Dionigi Tettamanzi, invitó a los divorciados a permanecer en la Iglesia e indicó que si bien a veces la separación de los esposos es necesaria, ésta no justifica una nueva unión.
En una carta titulada "El señor está cercano a quien tiene el corazón herido", el Purpurado señaló que "la Iglesia sabe que en ciertos casos no solo es lícito, sino inevitable tomar la decisión de una separación: para defender la dignidad de la persona, evitar traumas más profundos y custodiar la grandeza del matrimonio, que no puede transformarse en una hilera insostenible de asperezas recíprocas"; pero reafirmó que ello no justifica una nueva unión.
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El Arzobispo señaló que la Iglesia es partícipe de sus sufrimientos, por lo que, aunque no pueden acceder al Sacramento de la Eucaristía, les invitó a participar "con fe en la Misa", a la vez que les recordó que también de ellos "la Iglesia espera una presencia activa".