En un inusual artículo editorial, el Director de L'Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, fustigó duramente las presiones que llevaron a la cancelación de la presentación del Papa Benedicto XVI en la Universidad La Sapienza de Roma, y la calificó como una consecuencia del "miedo a la verdad" que impera en algunos ambientes académicos.
"La oleada de críticas decrecerá, naturalmente, pero permanece el hecho grave de que el Papa ha debido renunciar a ir a la primera universidad de Roma, la ciudad de la que es Obispo, al ateneo más grande del país del cual es Primado", recuerda Vian.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"¿Por qué se ha llegado a tanto? La respuesta es simple: a causa de la intolerancia, radicalmente antidemocrática, de pocos, más aún, de poquísimos", agrega.
El Director de L'Osservatore Romano culpa además a aquellos que, con su silencio e inacción, permitieron que este grupo reducido finalmente monopolizara el escenario cultural.
"La intención de Benedicto XVI era evidente: demostrar su interés y simpatía hacia la vasta comunidad académica italiana", y expresar su propia opinión sobre su papel "con una claridad razonable y deseosa de diálogo que él acompaña con una serenidad fuera de lo común".
Vian recuerda que Pablo VI, ex alumno de la Sapienza y luego capellán de la misma, y su sucesor Juan Pablo II, visitaron la casa de estudios como parte de su ministerio pastoral.
"En continuidad con sus predecesores, Benedicto XVI habría querido regresar a un lugar donde ya había estado como Cardenal el 15 de febrero de 1990 para sostener la necesidad de una dialéctica positiva ente fe y razón, pero debió renunciar".
Después de recordar el pasaje del Apocalipsis en el que se habla del Señor que toca la puerta de los corazones sin cesar, Vian señala que también Benedicto XVI "toca sin cansarse a la puerta de cada ser humano, confiando que no querrá cerrarse a la fe, al encuentro con Cristo".
"¿Existe de verdad alguien que honestamente pueda considerar esta postura como oscurantista, prevaricadora, enemiga de la ciencia? ¿Quién puede verdaderamente temer a este hombre calmado y razonable, a este pastor que apenas fue elegido a la sede de Roma declaró que ha asumido su ministerio con la conciencia de saber que no estaba solo?", se pregunta Vian.
"Y el Papa no está solo: toda la Iglesia reza hoy por él, como oraba por Pedro en Jerusalén, y son también muchísimos los no católicos y no cristianos que le son solidarios. Sin temor a enfrentarse con la verdad", concluye.