En el documento publicado este fin de semana al concluir su 183 reunión plenaria, la Conferencia Episcopal Panameña (CEP) llamó a enfrentar los desafíos que tiene el país siguiendo el modelo del Apóstol San Pablo durante el presente "Año Paulino" que se celebrará con ocasión de los 2 mil años del nacimiento del "Apóstol de los Gentiles".
En el comunicado, los obispos recuerdan que del 28 de junio de 2008 al 20 de junio de 2009, "celebraremos los 2000 años del nacimiento de San Pablo. Este Año Paulino ofrece a todos una importante ocasión para profundizar en el conocimiento de la personalidad carismática y fascinante de San Pablo, primer gran evangelizador de los paganos y autor de varias cartas, que forman parte del Nuevo Testamento".
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"Frente a los desafíos que plantean la inculturación del Evangelio, la globalización y las discusiones éticas, la Iglesia encuentra en su vida un modelo heroico de fidelidad al mandato del Señor y del ser discípulo y misionero", señalan los prelados de Panamá.
El documento recuerda también que Panamá inicia este año 2008 el quinquenio de la preparación para la celebración de los 500 años de vida de la Iglesia: "somos la primera Iglesia creada en Tierra Firme del Continente Americano".
Los obispos recuerdan también que "hace 25 años, el 5 de marzo de 1983, el inolvidable Siervo de Dios, Juan Pablo II, nos visitó, marcando profundamente la vida y la historia de nuestra Patria".
El mensaje de la CEP aborda también los desafíos que vive el país, como "el notable crecimiento económico que, lamentablemente, no alcanza a favorecer a amplios sectores de la población panameña, que vive en situación de pobreza y pobreza crítica".
El comunicado aborda también el problema del crimen y del medio ambiente, insistiendo en que "sobre los recursos naturales no predominen los intereses de grupos económicos".
Pero especialmente los obispos de Panamá se refieren a los recientes proyectos de ley que intentan arrebatar a los padres el derecho a la educación de sus hijos en materia de sexualidad.
"Los padres de familia tienen el derecho natural e insustituible de educar a sus hijos. A ellos compete decidir y elegir sobre los planes y programas de educación, según su conciencia recta y formados criterios. Las demás entidades, Iglesia, Estado, entes particulares, somos subsidiarios de ellos", recuerda el comunicado.
"Por eso –agregan– cualquier intento de modificar planes y sistemas de educación o de introducir o eliminar áreas de formación, es inaceptable sin la participación de los padres de familia. Máxime, en áreas tan vitales como la religión, la moral y la cultura, o tan sensitivas como la educación sexual".