En la parte central del discurso de inicio de año pronunciado ante los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI señaló que los atentados contra la vida humana constituyen una de las principales amenazas contra la paz mundial.
"No puedo dejar de deplorar, una vez más, los continuos ataques perpetrados, en todos los continentes, contra la vida humana", dijo el Pontífice.
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"Quisiera recordar, junto a tantos investigadores y científicos, que las nuevas fronteras de la bioética no imponen una elección entre la ciencia y la moral, sino que más bien exigen un uso moral de la ciencia".
"Por otra parte –prosiguió–, recordando el llamamiento hecho por el Papa Juan Pablo II con ocasión del gran Jubileo del Año 2000, me alegra que, el 18 de diciembre pasado, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara una resolución por la que se llama a los Estados a instituir una moratoria en la aplicación de la pena de muerte, y deseo que esta iniciativa estimule el debate público sobre el carácter sagrado de la vida humana".
"Deploro, una vez más, los ataques preocupantes contra la integridad de la familia, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer", prosiguió el Santo Padre, y recordó que "los responsables de la política, de la orientación que sean, deben defender esta institución fundamental, célula básica de la sociedad. ¡Qué más se puede decir! Hasta la libertad religiosa...está frecuentemente amenazada".
La Santa Sede, la defiende y pide su respeto para todos