En una entrevista concedida a Fabrizio Contessa, de la edición diaria en italiano de L'Osservatore Romano, el Cardenal ucraniano Lubomyr Husar advirtió que suprimir el celibato obligatorio para los sacerdotes no es una solución al bajo número de vocaciones sacerdotales.
Según explica Contessa, el testimonio del Cardenal Husar es especialmente importante porque el Purpurado es el líder de la Iglesia de rito Greco-Católico en Ucrania, un rito que contempla la posibilidad de ordenar a hombres casados como sacerdotes.
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El Cardenal ha proclamado el año 2008 como el "Año de la vocación cristiana". "Hemos procurado no limitarnos a las vocaciones a la vida religiosa y al sacerdocio, sino que estamos, apuntando al concepto cristiano de la vocación. Y esto es porque hemos notado, tanto en la vida familiar como en la religiosa, una grave inestabilidad", explica el Purpurado ucraniano.
"Entre aquellos que se casan –agrega– muchísimos se separan. Y también entre aquellos que ingresan a los monasterios y a las congregaciones, incluso después de haber realizado su profesión, piden ser dispensados. Nosotros queremos apuntar a una estabilidad de la vocación".
Preguntado sobre la razón de la crisis de vocaciones, el Cardenal Husar señaló que "pueden existir muchas respuestas. Ahora incluso son los padres los que se oponen, no permitiendo a sus hijos ingresar a los monasterios o a las congregaciones religiosas. Por otro lado, los sacerdotes predican muy poco, ya sea sobre la vocación en general, pero sobre todo sobre la vocación sacerdotal y religiosa".
El Purpurado explicó también que "con el contacto con el mundo occidental, nuestra gente en vez de tomar los elementos más preciosos, ha tomado los peores elementos que llegan a nosotros a través de las películas y la televisión".
Sin embargo, reveló también que tras la caída del comunismo, muchos optaron por la vocación sacerdotal porque resultaba una opción cómoda, "por eso la caída de vocaciones, por lo menos en una parte, es consecuencia de un discernimiento más atento de parte de los rectores y los educadores".
Preguntado sobre si la supresión del celibato sacerdotal podría solucionar el bajo número de vocaciones en el rito latino, el Cardenal Husar explicó que "pienso que se equivoca quien piensa que el problema de las vocaciones se pueda resolver con la ordenación de personas casadas. Esto no asegura un número importante de vocaciones. Yo provengo de una familia sacerdotal: mi abuelo era sacerdote y también otros miembros de la familia eran sacerdotes, algunos eran casados (según el rito greco-católico) y otros no".
Al respecto, el Cardenal explicó que la caída de vocaciones también se ha registrado en el campo de los sacerdotes casados, de tal manera que el desafío sigue siendo la recuperación "del sentido de la vocación cristiana en general".