El Arzobispo de la Plata, Mons. Héctor Aguer, aseguró que "debemos reelaborar una auténtica espiritualidad de la esperanza" que "nos ayude a preparar una feliz Navidad"; ese es "el aporte que nosotros, los cristianos, tenemos que brindar a nuestros contemporáneos".
En su reflexión semanal en el programa Claves para un Mundo Mejor, el Prelado habló de la última encíclica del Papa Benedicto XVI: Spe Salvi, y señaló que todos "tenemos derecho a esperar muchas cosas" que "necesitamos y que son el complemento de nuestra vida y que nos ayuda a aspirar a la felicidad" pero la "esperanza es el fundamento de todas ellas".
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"La esperanza nos permite confiar en el futuro" pero "no en un futuro intrahistórico solamente" sino "en un futuro trascendente y eterno porque la meta, el objeto de la esperanza cristiana, es precisamente la vida eterna", aseveró Mons. Aguer.
Esa vida eterna es "la posesión total y perfecta de la vida interminable" y "esa grande esperanza, a la cual se dirige la vida de todo ser humano y el recorrido de la historia de la humanidad entera, es el fundamento de todas las legítimas esperanzas humanas que pueden referirse a un horizonte terreno", acotó.
Asimismo, el Arzobispo de la Planta afirmó que en la vida puede insinuarse "la frustración y la tragedia pero, aún, en las peores circunstancias queda reservada y firme esa grande esperanza porque ella se refiere al amor de Dios, Nuestro Creador y Nuestro Padre".
"Aunque la cultura moderna haya eclipsado esa gran esperanza y haya querido reemplazar el Reino de Dios por el reino del hombre, en este momento de desconcierto cultural donde el hombre se ve dueño de tantas fuerzas para transformar el mundo pero al mismo tiempo con tanto vacío interior", con dudas para "conducir el progreso hacia un fin realmente humano, lo que queda es la reserva de esa grande esperanza", agregó.