Al sostener ayer por la tarde un encuentro con estudiantes universitarios romanos en preparación para la Navidad, el Papa Benedicto XVI exhortó vivamente a los jóvenes a reflexionar y afrontar, de manera individual y grupal, la parte dedicada a la esperanza en la época moderna de su última Encíclica “Spe Salvi” sobre la esperanza cristiana.
El encuentro se llevó a cabo tras la Misa presidida en la basílica de San Pedro por el Vicario General para la diócesis de Roma, Cardenal Camillo Ruini, para los estudiantes universitarios de los ateneos romanos que se preparan para la Navidad.
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En la parte de su discurso dedicado a su encíclica sobre la esperanza cristiana, el Pontífce invitó a los universitarios a reflexionar y afrontar, también en grupo, la parte dedicada a la esperanza en la época moderna.
El Papa subrayó que "en el siglo XVII, Europa experimentó un auténtico cambio histórico importante y desde entonces se ha ido consolidando cada vez más una mentalidad según la cual el progreso humano es obra de la ciencia y de la técnica, mientras que la fe serviría solo a la salvación del alma".
"Las dos grandes ideas-fuerza de la modernidad, la razón y la libertad se han ‘desenganchado’ de Dios para convertirse en autónomas y cooperar a la construcción del ‘reino del hombre’, prácticamente contrapuesto al Reino de Dios. De esta manera se ha difundido una mentalidad materialista, alimentada por la esperanza de que, cambiando las estructuras económicas y políticas, puede nacer finalmente una sociedad justa, donde reine la paz, la libertad y la igualdad".
Benedicto XVI señaló que "este proceso, que no carece de valores y razones históricas, contiene sin embargo un error de fondo: el ser humano, no es únicamente el producto de determinadas condiciones económicas o sociales; y el progreso técnico no coincide con el crecimiento moral de las personas; es más, sin los principios éticos, la ciencia, la técnica y la política pueden ser usadas –como ha sucedido y como, por desgracia todavía sucede– no para crear el bien, sino para causar el mal de las personas y de la humanidad".
Aprender del “Sí” de María
En otro momento de su alocución, el Santo Padre reflexionó sobre el camino de la formación espiritual de los jóvenes.
En este contexto, el Papa les invitó a "fijar la mirada en la Virgen María y a aprender de su ‘Sí’ a pronunciar también vuestro ‘Sí’ a la llamada divina”.
“El Espíritu Santo entra en nuestra vida en la medida en que le abrimos el corazón de nuestro ‘Sí’: cuanto más pleno es el ‘Sí’ más pleno es el don de su presencia”, señaló.