El escultor converso de la catedral de la Sagrada Familia, Etsuro Sotoo y el Presidente de la Asociación Pro-Beatificación Gaudí, José Manuel Almuzara, dirigieron el martes 11 de diciembre una conferencia sobre el Siervo de Dios Antoni Gaudí en la que hablaron sobre su obra y la relación de ésta con la fe cristiana.
La conferencia titulada: "Gaudí, el arquitecto de Dios" se realizó como parte de las celebraciones por el 125° aniversario de la colocación de la primera piedra de la catedral de la Sagrada Familia que durarán hasta el 19 de marzo de 2008.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En el evento, el escultor japonés Etsuro Sotoo, quien en 1989 pidió ser bautizado luego de contemplar la obra del Siervo de Dios, aseguró que Gaudí "es como Leonardo Da Vinci, un adelantado a su tiempo" y "el primer hombre que entró en el siglo XXI. Ya sabía como vivir la humanidad de nuestro siglo".
Gaudí "fue el primero en utilizar la fotografía para diseñar, además, convirtió a un enemigo para el arquitecto como es la ley de la gravedad en un aliado. Ese fue uno de sus milagros", afirmó Sotoo y recordó que "Gaudí nunca acabó definitivamente sus obras, porque estaba constantemente perfeccionándolas".
Tras asegurar que "Gaudí hizo un catecismo en piedra" el escultor japonés manifestó que "el genio catalán nunca obliga a seguir sus pasos, él muestra y nosotros elegimos. Mirando hacia donde miraba se puede diseñar como él".
Por su parte Presidente de la Asociación Pro-beatificación Gaudí, José Manuel Almuzara, aseveró que "Gaudí es incomprensible fuera de la fe" pues "su obra no se entiende sin su amor a Dios" y muestra de ello es que "el genio catalán remataba todas sus obras con una cruz".
"Aplicó todas las virtudes cristianas a su vida personal y profesional", señaló Almuzara y agregó que el Siervo de Dios "se preocupaba por la vida de sus trabajadores y sus familias y les intentaba aconsejar". "Era un genio muy cercano" que "se exigía mucho, pero dentro de la humildad" pues "era consciente de que había recibido un don divino y lo puso al servicio de Dios. Su obra atrae y convierte", acotó.