Los Obispos de Alto Valle, Bariloche y Viedma de la provincia argentina de Río Negro cuestionaron la nueva ley de la “muerte digna” aprobada en esa región y pidieron cautela para “distinguir las curas normales de los métodos considerados desproporcionados o ya no adecuados al bien del paciente”.
Los obispos explicaron que la Iglesia se opone al ‘encarnizamiento terapéutico’, pero esta situación no quedaría clara en la nueva ley.
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En un comunicado, los Prelados recuerdan que en su mensaje enviado en julio pasado sobre la “Dignidad de la vida humana” señalan que la Iglesia “se opone a las intervenciones médicas ya no adecuadas a la situación real del enfermo, por ser desproporcionadas a los resultados esperados, o bien por ser demasiado gravosas para él o su familia”.
Además que ante “la inminencia de una muerte inevitable, a pesar de los medios empleados, es lícito en conciencia tomar la decisión de renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo las curas normales debidas al enfermo en casos similares”.
Estas las curas ‘normales’ son entre otras “la hidratación y alimentación”, precisan. Por eso “la administración de agua y alimento, aunque se lleve a cabo por vías artificiales, representa siempre un medio natural de conservación de la vida, no un acto médico. Por lo tanto, su uso se debe considerar, en principio, ordinario y proporcionado, y como tal moralmente obligatorio”, indican.
“Dejar de hidratar y alimentar a un paciente es, simplemente, condenarlo a muerte por inanición, deshidratación y/o desnutrición”, manifiestan.
Asimismo los prelados cuestionan que “la Ley no respeta el derecho que tiene el enfermo a recibir dichos cuidados ordinarios” sabiendo que “no son parte de lo que llamamos ensañamiento terapéutico, sino un medio natural de conservación de la vida”.
Por otro lado los prelados consideran que la asistencia religiosa “es un derecho y una ayuda valiosa para todo paciente, especialmente en la fase final de la vida, que si es bien recibida, transfigura el dolor mismo en un acto de amor redentor y la muerte en apertura hacia la vida plena y feliz en Dios”.
Firman el comunicado Mons. Néstor Hugo Navarro, Obispo de Alto Valle del Río Negro; Mons. José Pedro Pozzi, Obispo Emérito de Alto Valle; Mons. Fernando Carlos Maletti, Obispo de San Carlos de Bariloche; Mons. Esteban María Laxague, Obispo de Viedma; y Mons. Miguel Esteban Hesayne, Obispo Emérito de Viedma.