El peregrino italiano de 75 años, Carlo Ravasio, culminó el miércoles su recorrido por Lourdes, Santiago y Valencia, en el que caminó 2 mil kilómetros para rezar por la unidad de los cristianos.
Como "colofón a la peregrinación", Ravasio acudió a una ceremonia presidida por el Obispo Auxiliar de Valencia, Mons. Enrique Benavent, en la Basílica de la Virgen de los Desamparados caminando desde la parroquia Natividad de Nuestra Señora de la localidad valenciana de Burjassot, junto al párroco y feligreses.
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En la celebración el peregrino, quien fue monaguillo del Papa Juan XXIII cuando era Cardenal, rezó la oración por la unidad de los cristianos que pronunció en toda su travesía, y donó al Arzobispado de Valencia las dos biblias que ha portado en su recorrido, una católica y una ortodoxa.
Según el propio Ravasio, fueron dos los momentos más emotivos de su peregrinación. El primero fue cuando llegó a Santiago de Compostela donde conoció el nombramiento cardenalicio del Arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco. "Para mí fue una alegría muy grande, salí de Valencia con un arzobispo en la diócesis y he llegado con un cardenal", manifestó.
El segundo fue en Madrid donde el peregrino de 75 años colocó un ramo de flores junto al monumento en memoria de las víctimas del atentado del 11-M y rezó "por las víctimas de todo tipo de terrorismo y por sus familiares".
Ravasio señaló que la primera parte de su peregrinación fue "un auténtico vía crucis, sentía como si tuviera espinas en los pies y no quería ni quitarme las zapatillas para ver qué tenía en ellos". Además indicó que ha caminado con fiebre y bajo "intensas lluvias", ha dormido en albergues y hasta en la calle, y ha perdido una decena de kilos desde que comenzó su peregrinación.
"He podido terminar el camino muy bien y muy contento, mejor que cuando lo inicié", aseguró.