Para mostrar que el cristianismo es una única fe que ya desde sus orígenes no se expresa solo en una sino en diversas formas culturales, el Papa Benedicto XVI presentó durante la Audiencia General de hoy a San Efrén el Sirio, precisando así que la nuestra no es "una religión europea que después exportó la cultura europea" a otros lugares. "La realidad es mucho más compleja", puntualizó.
Prosiguiendo esta mañana su ciclo de catequesis sobre los Padres de la Iglesia, el Santo Padre presentó ante unos ocho mil feligreses presentes en el Aula Pablo VI la figura y pensamiento de quien calificó como "el poeta más renombrado de toda la época patrística", nacido en Nisibi hacia el 306 y fallecido en Edesa en el 373.
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Al inicio de su alocución, el Pontífice precisó que si bien "estamos acostumbrados a pensar que el cristianismo es una religión europea que después exportó la cultura europea a otros países, la realidad es mucho más compleja".
"No solamente la raíz de la religión cristiana se encuentra en Jerusalén, en el Antiguo Testamento y en el mundo semítico y se nutre siempre de esta raíz, sino que también la expansión del cristianismo en los primeros siglos se dirigió sea a Occidente, al mundo grecolatino, formando el cristianismo grecolatino que creó más tarde la cultura europea", sea a Oriente, "hasta Persia e India, donde se formó un cristianismo de una cultura diversa, en lenguas semíticas, con una expresión y una identidad cultural propias", explicó.
Asimismo dijo que "para mostrar esta multiplicidad de la forma cultural de la única fe cristiana desde el principio", había elegido a San Efrén, que armonizó además su vocación de teólogo con la de poeta.
Al respecto, el Papa señaló que la poesía le permitió a este Padre de la Iglesia "profundizar en la reflexión teológica a través de paradojas e imágenes". San Efrén otorga a la poesía y a los himnos litúrgicos "un carácter didáctico y catequístico para difundir, durante las fiestas litúrgicas, la doctrina de la Iglesia".
Benedicto XVI destacó la reflexión de San Efrén sobre Dios creador. "Nada en la creación está aislado y el mundo es, junto a la Sagrada Escritura, una Biblia de Dios –dijo el Pontífice–. Utilizando erradamente su libertad, el ser humano trastorna el orden del cosmos".
"La presencia de Jesús en el seno de María", llevó al santo a considerar "la altísima dignidad de la mujer, de la que habla siempre con sensibilidad y respeto", añadió el Papa. "Para Efrén, al igual que no hay redención sin Jesús, no hay encarnación sin María. Las dimensiones divina y humana del misterio de nuestra redención se encuentran ya en sus textos".
Sobre la decisión de la "cítara del Espíritu Santo", como lo conoce la tradición cristiana, de seguir siendo diácono de la Iglesia durante toda su vida, el Papa señaló que fue una "elección decisiva y emblemática".
"Fue diácono, es decir servidor, tanto en el ministerio litúrgico como, más radicalmente, en el amor a Cristo y en la caridad con los hermanos, a los que llevó con gran maestría al conocimiento de la Revelación divina", concluyó.