Vavara Artamkin y su esposo Dimitri nunca pensaron que ocuparían las primeras planas de los principales medios del mundo. Esta humilde pareja de maestros rusos cruzó medio continente para salvar a sus cinco hijas de un aborto inminente. Hoy todos sonríen en un hospital inglés.
Vavara se sometió a un tratamiento de fertilidad y resultó embarazada de quintillizas. Los médicos que la trataron en Rusia pretendieron obligarla a abortar al menos a dos de las niñas para recibir a cambio el debido cuidado en su embarazo.
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Los médicos le dijeron que "los abortos selectivos" eran esenciales para dar a los demás bebés la posibilidad de sobrevivir.
Los esposos no deseaban "terminar" con alguna de sus bebés, recibieron ayuda económica de benefactores rusos para viajar a Inglaterra y dar a luz prematuramente. Las niñas nacieron 14 semanas antes de que el embarazo llegara a término en un hospital de Oxford y a pesar de su frágil condición, evolucionan muy bien.
La bisabuela de las quintillizas, Irina Artamkin, declaró al diario Daily Mail desde Rusia que la pareja visitó varios hospitales de maternidad en Rusia pero nadie quiso ayudarlos a menos que aceptaran el aborto.
"Nuestra familia es muy religiosa y la Iglesia (ortodoxa) enseña que el aborto es un asesinato. Varvara y Dimitri querían todas sus hijas y no aceptaban tal condición", indicó la abuela.
Hace algunos años, la pareja ya había visto morir a su primer hijo, un varón, que nació prematuro.
Para la hermana de Dimitri, Maria, que las niñas hayan nacido bien "es un milagro. Todo estuvo en manos de Dios. Iremos a la iglesia y encenderemos un cirio por cada bebé".