Al recibir hoy al nuevo Embajador de Indonesia ante la Santa Sede, Suprapto Martosemoto, el Papa Benedicto XVI reiteró la condena de la Iglesia al terrorismo que invoca a Dios como justificación y la manipulación de la religión con fines políticos, y defendió el derecho a la libertad religiosa de la minoría católica “en igualdad completa” con sus conciudadanos musulmanes en el país con población islámica más grande del mundo.
Durante el acto de presentación de las nuevas cartas credenciales del diplomático asiático, el Santo Padre elogió la determinación de Indonesia "para perseguir políticas encaminadas a alcanzar los nobles objetivos de la democracia y la armonía social enraizados en su Constitución".
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Tras señalar que una de las actuales "amenazas más graves al ideal de unidad nacional" del país era "el fenómeno del terrorismo internacional", el Pontífice alabó la posición del gobierno indonesio que condena "la violencia terrorista, sea cual sea su pretexto”, apuntando que “esto sucede en particular cuando el santo nombre de Dios se invoca como justificación para tales actos”.
“La Iglesia, fiel a la enseñanza de su Maestro, condena firmemente la manipulación de la religión con fines políticos, mientras solicita que se aplique el derecho humanitario internacional en todos los aspectos de la lucha contra el terrorismo", afirmó el Papa durante su discurso.
Más adelante destacó el papel positivo de Indonesia, “país de diversas religiones, que cuenta con la población musulmana más grande del mundo”, en la promoción de la cooperación interreligiosa, tanto dentro de sus fronteras como en la comunidad internacional y resaltó los prometedores resultados de la "creciente cooperación entre cristianos y musulmanes" en ese país, encaminados especialmente a prevenir conflictos étnicos y religiosos.
Minoría católica
Benedicto XVI se refirió también a la situación de los católicos indonesios, que si bien son "una pequeña minoría, desean participar plenamente en la vida de la nación" y "a través de su red de instituciones educativas y sanitarias quieren ofrecer un servicio significativo a sus hermanos y hermanas, independientemente de la religión a que pertenezcan, e inculcar valores éticos fundamentales para un auténtico progreso cívico y una coexistencia pacífica".
libre ejercicio de la propia religión en igualdad completa vigilancia constante