Durante el discurso pronunciado en la sesión de la Organización de Naciones Unidas sobre los derechos humanos, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Celestino Migliore destacó la necesidad de defender el derecho a practicar la religión en aquellos países donde existen leyes que imponen una religión específica.
“Mi delegación subraya que el derecho a la libertad de religión o creencias se aplica a todos los seres humanos en cualquier lugar”, señaló Mons. Migliore; y agregó que “las leyes contra la Blasfemia que existen en algunos países o regiones (mayoritariamente musulmanes) han causado muchos sufrimientos especialmente entre las minorías religiosas, ya sea por castigos infligidos que incluyen la muerte, o por consecuencias indirectas de destrucciones de lugares de culto o juicios sumarios”.
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El Nuncio Apostólico urgió a que “en aquellos lugares donde tales leyes aún existen, mi delegación urge a las autoridades públicas a salvaguardar la seguridad de aquellos acusados de blasfemia y proporcionar pleno respeto a sus derechos humanos”.
“La minorías religiosas –prosiguió– tiene pleno derecho a gozar de la libertad religiosa, al trato igual ante la ley y los mismos derechos civiles de la población general y miembros de la mayoría religiosa”.
“Mi delegación sigue estando seriamente preocupada porque la libertad de religión no existe para muchos en diversas partes del mundo”, agregó; y explicó que “las conversiones forzadas, ejecuciones, desacralización de lugares de culto, expulsión de minorías religiosas de sus comunidades y otras formas de persecución religiosa son violaciones del derecho a la libertad religiosa”.
Mon. Milgiore recordó que la libertad religiosa “incluye el derecho a creer, celebrar, proponer la propia fe a otros, aceptar la fe en total libertad, asociarse libremente con otros para expresar las convicciones religiosas, así como el derecho a cambiar de religión”.