Los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Inglaterra y Gales; y de la de Escocia, Cardenal Cormac Murphy-O'Connor; y Cardenal Keith O'Brien, respectivamente, han escrito una carta abierta al conmemorarse el 40 aniversario de la ley que liberalizara el aborto en el Reino Unido. En ella alientan a un profundo cambio de las mentes y corazones para frenar este tipo de infanticidio y defender firmemente la vida de los no nacidos.
El pasado 22 de octubre, los purpurados dieron a conocer esta misiva en la que denunciaban que “actualmente nuestros países realizan unos 200 000 abortos cada año. Tenemos una de las leyes más liberales en Europa con abortos incluso hasta la semana 24 de gestación en caso de discapacidad (y en otros casos) incluso hasta el nacimiento”.
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Los cardenales recuerdan luego que “la Iglesia Católica en todo el mundo siempre se ha opuesto al aborto por ser moralmente malo, y siempre ha estado dispuesta a ser la voz de los que lloran en silencio por el amor y el reconocimiento que pertenece a toda vida humana”.
Tras explicar el drama de las mujeres embarazadas que son abandonadas a su suerte por los padres de sus hijos y sus familias; los purpurados recuerdan, que ninguna situación por más crítica que sea es más importante o valiosa que una vida, “especialmente la nueva vida, nunca es al final una privación. Es siempre un don que siempre enriquece, una promesa llena de esperanza. No debemos nunca dejarnos persuadir de lo contrario”.
Los cardenales sugieren luego que para cambiar la mentalidad los padres y las familias debe acoger “la vida y abrazar a nuestras hijas e hijos al tomar decisiones por defender la vida, proporcionando consejería y ayuda a las mujeres jóvenes embarazadas, creando más y mejores instalaciones a las madres jóvenes que deciden tener a sus bebés”.
Asimismo alientan a “desmantelar el ciclo que con frecuencia obliga a una joven mujer a abortar sin mostrarle las alternativas que tiene” como la adopción “y promover la verdadera libertad de elección en donde el primer paso es un cambio fundamental de la mente y el corazón”.
Los purpurados también instan a “apoyar y desarrollar programas educativos que le den al don de las relaciones sexuales su recto lugar dentro del matrimonio vivido en fidelidad. Tales programas pueden ayudar a entender realmente la alegría y lo sagrado de la responsabilidad de la paternidad”.
Asimismo, llaman a respetar la decisión de quienes “rechazan realizar abortos por su derecho a la objeción de conciencia” y exhortan a promover un “cambio en las leyes a la luz de los avances médicos, incluso si el Parlamento no decide abolir la ley”, dado que es “lícito e importante para quienes están en la vida pública trabajar para lograr alguna mejor en una ley inicua”.