La Oficina de Prensa de la Santa Sede hizo público un comunicado sobre la 12° reunión del Consejo especial para América de la secretaría general del Sínodo de los Obispos, que se celebró el 9 y 10 de octubre y en el que se denunciaron las principales amenazas que se ciernen sobre el continente.
Presidida por el Arzobispo Nikola Eterovic, Secretario General del Sínodo de los Obispos, participaron en la reunión cuatro cardenales y 8 arzobispos y obispos.
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Los asistentes reflexionaron sobre la situación social y eclesial en los diferentes países del continente americano, teniendo en cuenta la exhortación apostólica post-sinodal “Ecclesia in America” (1999) de Juan Pablo II.
Según el comunicado de la secretaría del Sínodo, “el movimiento migratorio representa uno de los aspectos de mayor preocupación”, siendo “especialmente delicada la situación de los inmigrantes que son reconducidos a los países de origen”.
Los participantes en la reunión pusieron de relieve los problemas relacionados con “la producción y el tráfico de droga, la violencia y la corrupción política, la promoción de una serie de leyes -sobre el aborto y la eutanasia- contrarias a las normas éticas". También constataron que, desde el punto de vista social, “se sigue desarrollando una corriente, a menudo de signo neo-marxista, que provoca desequilibrios en las relaciones internacionales y en las realidades internas de los países y trata de ignorar a la Iglesia Católica y no considerarla parte en el diálogo social”.
En el campo eclesial, “es un motivo de consuelo -continúa la nota- el aumento de las vocaciones al sacerdocio”.
Además, “la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (13-31 mayo 2007) celebrada en Aparecida (Brasil) ha suscitado una notable esperanza”.
Por lo que concierne a la exhortación apostólica post-sinodal "Sacramentum caritatis" (2007) de Benedicto XVI, en el comunicado se señala que “existen muchos signos positivos en el Continente americano relacionados con la repercusión del documento, que ha dado un nuevo impulso a la celebración y adoración del misterio eucarístico”.