El Papa Benedicto XVI indicó que “cuando es vivido con espíritu justo, el deporte ayuda a promover el desarrollo de la persona”, durante la audiencia de esta mañana con el equipo de ski alpino de Austria.
En el mensaje pronunciado en alemán, el Pontífice indicó que “el deporte ayuda al hombre a percibir las propias capacidades como un talento y la vida como un don de Dios” y que esta actividad física es importante “para el desarrollo integral del hombre, en el que siempre debe respetarse su dignidad”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“Asimismo, cuando se practica deportes de alto nivel –dijo el Papa– hace falta preservar la armonía interior entre el cuerpo y el espíritu, no reduciendo el deporte solamente a la mera obtención de resultados”.
Tras recordar algunas virtudes que se deben vivir en el deporte como “la tenacidad, el espíritu de sacrificio, disciplina interior y exterior; y además, un sentido de justicia, aceptación de los propios límites, respeto por el otro”, el Santo Padre recalcó que éstas deben “vivirse en la vida cotidiana”.
Seguidamente el Papa destacó “las contribuciones que los deportistas pueden ofrecer, especialmente como modelos a imitar por los jóvenes. En un periodo en el que se constata una pérdida de valores y una falta de orientación, los atletas pueden dar motivaciones fuertes para luchar a favor del bien, en los diversos contextos de la vida, la familia y el trabajo”.
El Papa también recordó a San Pablo quien en la Primera Carta a los Corintios usa una imagen deportiva para enfatizar la vocación superior del hombre en relación a Dios. “¿No saben – dice el Apóstol de gentes – que en el estadio todos corren, pero solo uno conquista el premio? ¡Corran ustedes también para conquistarlo!”
Finalmente, Benedicto XVI instó al seleccionado de ski austriaco para que sea “mensajeros en el mundo de este deporte invernal que tanto ama el pueblo austriaco”.
Al concluir, el Ponífice recordò con cariño su reciente viaje a Austria con ocasión del 850 aniversario del Santuario Mariano de Mariazell