El Obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, subrayó que "en la Iglesia, la Palabra de Dios nos da corresponsabilidad. Tenemos que alimentarnos y nutrirnos de una fuerza que no es nuestra: la Palabra nos alimenta, nos ilumina, nos levanta, nos sostiene, agranda el corazón y la mente, no nos deja iguales, ¡nos convierte!".
En su homilía por el Día Bíblico Diocesano en el Santuario San Cayetano, el Prelado argentino precisó también que "la lectura de la Palabra de Dios no hay que hacerla literalmente. Hay que hacerla sapiencialmente. Es saber que Dios nos habla y decirle: ¡habla Señor que tu siervo, yo, te escucha y te pone en práctica! Esa relación entre la Palabra y el discípulo permanentemente tiene que ser vigente y estar actualizada en nuestra vida".
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"La Palabra de Dios nos urge, nos gana y dice muy bien San Juan Crisóstomo ‘quien ignora las escrituras, ignora a Cristo’. Nosotros no queremos ignorar ni la Palabra de Dios ni mucho menos a Jesucristo", que alienta a ser "más ágiles, más disponibles, más abiertos para anunciar el Reino y la Palabra a los demás", prosiguió.
"Como la Virgen, que no dijo muchas palabras, pero que tuvo esa actitud de silencio, de acogida, de amor y fidelidad que también cada uno de nosotros tendrá que tener en su vida.
El mundo latoso en palabras, hueco en expresiones, muchas veces sin sentido, y algunos en la Iglesia también han perdido el sentido", dijo Mons. Frassia.
El Obispo también hizo votos para "que nosotros, por lo menos, le pidamos a Dios no perder el sentido y para no perderlo tenemos que tener el contacto vivo y cotidiano con la Palabra de Dios para que, en este presente, en este hoy, hagamos en nuestra vida su voluntad".
"Que la Palabra de Dios sea nuestro alimento y que nos lleva a esa comunión que sólo lo saben aquellos que tienen el gusto por lo santo, por lo sagrado", concluyó.