El sacerdote indio de 56 años, P. V.M. Thomas, afirma haber sido curado milagrosamente por intercesión de la Beata Teresa de Calcuta de unos cálculos y cólicos renales. Si el hecho resulta ser un milagro, éste podría utilizarse para la canonización de la religiosa.
El presbítero indio, que vive en el pueblo de Guwahati en la zona norte de la India, cuenta su caso en una carta que ya está en el expediente de canonización de la Madre Teresa.
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En febrero de 2007, el P. Thomas comenzó a sufrir de dolores en el estómago. Le diagnosticaron cálculos y cólicos renales que requerían un tratamiento. Una vez aplicado no resultó y los médicos le dijeron en julio que necesitaba someterse a una cirugía.
El 27 de agosto los dolores eran insoportables y fue a ver a los médicos nuevamente. Ingresó al Hospital de Guwahati el 4 de septiembre y fue programado para cirugía para el 6 de ese mismo mes; tras los exámenes que confirmaron la presencia de los cálculos.
El 5 de septiembre, día que la Iglesia ha establecido para recordar a la Madre Teresa, el P. Thomas pidió permiso al personal del hospital para celebrar Misa. Al principio le negaron el permiso pero luego lo dejaron salir media hora.
Se dirigió entonces a Shishu Bhavan, un hogar para niños abandonados fundado por la Madre Teresa. El sacerdote pidió entonces la intercesión de la Beata para una operación exitosa y una rápida recuperación. Luego escribiría: “todo esto lo deseaba muy fuertemente dados mis estrechos vínculos con la Madre Teresa entre 1979 y 1997”. Tras celebrar la Misa, el sacerdote volvió al hospital. Se sentía bien y pudo dormir tranquilamente.
En la tarde del 6 de septiembre, una placa de rayos X mostraba que no habían cálculos. La placa fue tomada nuevamente y volvió a salir negativo. Un posterior ultrasonido, realizado por quienes hicieron las pruebas del 4 de septiembre, también dio resultado negativo.
De acuerdo a las notas del P. Thomas, los cirujanos del hospital concluyeron que “la desaparición de los cálculos estaba más allá de cualquier explicación médica”. Uno de ellos confirmaría luego que “los cálculos no estaban más en la uretra y además no había pasado a la orina, entonces la operación se canceló”. En su resumen del caso, el cirujano diría después de que “en verdad parecía un milagro que una piedra, que no podía haberse disuelto con medicina, simplemente se esfumara en ese día en particular”.