El Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, señaló que practicar el amor al prójimo con la radicalidad que propone el Evangelio es el medio más eficaz para lograr una verdadera justicia social entre los hombres; tras advertir que lo que Cristo condena es el reparto injusto de las riquezas.
“Lo que condena Cristo es un reparto tan injusto de las riquezas naturales y artificiales que engendran países superdesarrollados y países paupérrimos, con el agravante de que los primeros quieren eliminar la población de los segundos en lugar de ayudar a producir y a distribuir los bienes necesarios para una vida digna”, advirtió el Purpurado durante la Misa dominical.
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Sin embargo, explicó que la injusticia social, denunciada por Jesús en la parábola de Lázaro y el rico Epulón, no puede reducirse “a un diagnóstico social, ni tampoco a unas recomendaciones morales”. Cristo, señaló, “va al fondo del problema, denunciando los mecanismos que producen ese abismo entre ricos y pobres”.
En ese sentido, el Arzobispo se refirió al llamado evangélico del amor al prójimo, que viene a ser “el más formidable principio social, capaz de superar una actitud de resignación y de huida a los compromisos temporales”.
El amor al prójimo, explicó, viene a ser una de las novedades del Cristianismo que nos exhorta a no ser indiferentes ante los problemas de los hermanos. Hasta la época de Cristo, recordó, “las religiones no se interesaban por las cosas del mundo, más bien se adaptaban fácilmente o colaboraban con el statu quo, o proclamaban un espiritualismo en oposición abierta con todo proyecto humano”.
Asimismo, afirmó que este principio se mantiene actual y universal porque “no está ligado a ningún sistema o realización histórica”. “En ocasiones, la práctica del amor al prójimo será una responsabilidad personal, en otras necesariamente, si queremos que sea eficaz, tendrá que realizarse organizadamente encarnado en una comunidad”, señaló.