El Obispo de Málaga, Mons. Antonio Dorado Soto, aseguró que le corresponde a los padres ayudar a sus hijos a "discernir lo que está bien de lo que está mal y fortalecer su voluntad para que lo cumplan", además de "cuidar el desarrollo de esa urdimbre humana básica que son sus sentimientos religiosos, responder a sus preguntas e introducirlos en la vida" de la Iglesia.
En una reciente carta, el Prelado felicitó a los padres por haber "inscrito libremente a vuestros hijos en la clase de religión" y señaló que el educar a los hijos es "un derecho y un deber que adquiristeis, y que prometisteis cumplir, cuando pedisteis el bautismo para ellos" y "nadie os puede sustituir dignamente en esta entrañable tarea".
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Tras indicar que aunque "una minoría se siga oponiendo con gran tenacidad a lo que decidís la mayoría de los ciudadanos", Mons. Dorado aseveró que "vuestro respaldo constituye, para los profesores de religión católica, un motivo más para ejercer su tarea con absoluta profesionalidad".
Luego de afirmar que los maestros "presentan a la inteligencia de los alumnos los contenidos básicos de nuestra fe, su comprensión, las razones que avalan la enseñanza de la Iglesia y el desarrollo de la fe en Jesucristo", el Obispo de Málaga precisó que lo propio de los padres es "la enseñanza, que se dirige a la razón y enseña a pensar y a discernir".
"Los transmisores de fe sois vosotros, incluso cuando vuestros niños acuden a las catequesis parroquiales", aseguró el Prelado y añadió que "es una tarea delicada, que requiere tiempo y paciencia", teniendo en cuenta el carácter y la edad de cada hijo, porque la iniciación en la vida cristiana no debe impedir el ejercicio de la razón crítica, de la iniciativa y de la libertad personal de los niños que el Señor os ha regalado y confiado".
Por eso su "misión de educar en la fe conserva su relevancia y su importancia" pues nadie "os puede sustituir en la iniciación cristiana de vuestros hijos", señaló Mons. Dorado.