El Papa Benedicto XVI expresó su admiración y gratitud y elevó sus oraciones por el Cardenal Adam Kozlowiecki, misionero jesuita de origen polaco, que partió a la Casa del Padre hoy en Lusaka, Zambia, a la edad de 96 años.
En un telegrama dirigido al actual Arzobispo de Lusaka, Telesphore George Mpundu, el Santo Padre recuerda “con gratitud los años de altruista y ferviente servicio misionero y episcopal del primer arzobispo de Lusaka” y su “firme empeño por la difusión del Evangelio y el servicio a la Iglesia universal”.
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Arrestado por la Gestapo al inicio de la Segunda Guerra Mundial II en el Colegio de los Padres Jesuitas de Cracovia, junto a 24 compañeros, fue prisionero en los campos en los campos de concentración de Auschwitz y Dachau, un largo y doloroso período de prueba y particular experiencia espiritual que comparte en su libro “Opresión y aflicción. Diario de un prisionero”.
Tras su liberación por los soldados estadounidenses concluida la guerra, partió hacia Rodesia, hoy Zambia, donde desplegó prácticamente toda su admirable labor evangelizadora en las misiones gestionadas por los jesuitas polacos.
En 1959 fue nombrado primer Arzobispo Metropolitano de Lusaka. Participó en las sesiones del Concilio Vaticano II.
Tras la independencia del país en 1964, el entonces Arzobispo de Lusaka abogó ante la Santa Sede por dejar en manos de un africano la sede arzobispal. Así, fue transferido en 1969 a la Iglesia titular de Potenza Picena. Después de su renuncia al encargo de Arzobispo de Lusaka, permaneció en Zambia, donde continuó con su labor pastoral como simple misionero.