El Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, señaló que "la formación integral consiste en el desarrollo de todas las capacidades del alumno y esto incluye con pleno derecho la trascendencia, que recrea y proyecta el sentido último de la vida".
En su carta semanal titulada "La verdadera educación personalizada", el Prelado indicó que "desde la comprensión del ser humano que se deriva del Evangelio, la Iglesia propone una concepción integral de la educación, una educación personalizada. La acción de la Iglesia, además de vincularse a la formación plena, al desarrollo perfectivo de las capacidades del alumno, propone que todas las capacidades puedan ser integradas armónicamente desde la luz del Evangelio y su cosmovisión integradora de la personalidad".
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Tras reiterar el importante papel de los profesores en las escuelas y universidades católicas, Mons. García-Gasco subrayó que "es un derecho del alumno y una exigencia de la formación integral que el saber religioso y moral tenga un tratamiento digno de su finalidad, equiparable al resto de los saberes en el proceso educativo".
"Si el saber religioso y moral se excluye de la escuela o se trata como algo ajeno al conocimiento, se hace imposible la formación integral y se impide que el proceso educativo armonice el sentido de la vida y el saber personal del alumno", precisó.
Seguidamente denunció que "quienes desprecian la dimensión religiosa del ser humano y sus contenidos educativos se dejan llevar por una soberbia intelectual que se traduce en una falta de respeto por las personas y sus creencias y convicciones".
La educación que ofrece la Iglesia Católica "siempre está abierta para acoger en su seno a personas de todas las edades, de otras tradiciones religiosas, como un elemento del desarrollo de su carácter propio, de su especificidad católica. La universalidad del mensaje y de la redención de Cristo se ha de hacer palpable en cada uno de los proyectos educativos de las escuelas y universidades católicas".
Luego de explicar que la "educación personalizada tiene un campo de acción particularmente fecundo en la atención a las personas con necesidades educativas especiales", el Prelado destacó que las necesidad de estas personas "estimulan a la ciencia y a la investigación para conseguir logros educativos y socio-sanitarios que acabarán beneficiándonos a todos".
Finalmente, el Arzobispo de Valencia remarcó que "la verdadera vocación para educar se cristaliza allí donde el compromiso con los alumnos y los estudiantes se lleva a cabo sin excusas. La razón de ser esencial de las escuelas y las universidades católicas se encuentra aquí: promover entre sus maestros y profesores un ejercicio profesional plenamente cualificado e inequívocamente sustentado en la verdadera vocación de educadores".