El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, lanzó una enérgica denuncia contra la actuación de las diversas autoridades nacionales y locales, como el Ministro de Justicia de la Nación y el Supremo Tribunal de Justicia, que confabularon en el aborto practicado en un hospital público a una joven con discapacidad víctima de una presunta violación, y advirtió que “el totalitarismo de los abortistas se cierne sobre la Argentina como una siniestra amenaza. Como la sombra de Herodes”.
Al repasar los hechos de este “crimen abominable”, el Arzobispo lamenta la autorización del Supremo Tribunal de Justicia preguntando si acaso “¿Tendremos que acostumbrarnos a que los encargados de administrar justicia la violen, ignorando derechos fundamentales que gozan de tutela constitucional?” y contrastando esta decisión con la de los médicos de un hospital de Paraná que se negaron “por razones de conciencia a suprimir una vida inocente”.
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En un artículo titulado “La sombra de Herodes”, el Prelado señala que “el Ministro de Salud de la Nación, añadiendo un nuevo mérito a su currículo de promotor de la cultura de la muerte, consiguió que la joven fuera derivada” a un hospital estatal de Mar del Plata. “Le ayudó en su propósito el Ministro de Salud bonaerense, el mismo que ha dado permiso para practicar abortos mediante un insólito acto administrativo. Con cobertura ‘legal’ y con medios oficiales se privó del derecho a nacer a un niño que llevaba varios meses de vida”.
Asimismo Mons. Aguer señala el “grueso error” en el que incurre el Gobernador de la provincia de Buenos Aires cuando pretende avalar a los médicos que practicaron el aborto argumentando que “cada uno tiene derecho a tener su creencia religiosa, pero no obligarle a los demás a tener las conductas que su religión le indica”. Al respecto el Prelado es enfático en sostener que “¡No se trata de creencias religiosas, sino de certezas proporcionadas por la biología, la genética, la embriología y el derecho!”.
Tras afirmar que “la confusión y los prejuicios ideológicos impiden aceptar una verdad que es de orden meramente racional, no de fe; natural, científica, no religiosa”, señala el caso de un periodista que al informar sobre el caso desliza su opinión y habla del “interminable calvario judicial” que habría sufrido la joven discapacitada hasta que el Tribunal Superior autorizara la operación abortiva.
“¡Calvario es el que le impusieron al pobre niño, y no judicial sino sangriento, mortal! Un corresponsal en Mar del Plata anuncia: ‘se le practicó aquí un aborto terapéutico’, y repite ‘se concretó el aborto terapéutico’. ¡Terapéutico! ¿A quién se curó con el aborto, y de qué enfermedad? ¡Eugenésico, habría que decir en todo caso, y discriminatorio! ¿Se trata de ignorancia o de mala fe?”, cuestiona.
Ideología abortista sin límites
En su recuento y valoración de los hechos y sus protagonistas, Mons. Aguer apunta que la ideología abortista “no acepta límites a su intolerancia y a su prepotencia, sobre todo cuando se apoya en el poder político”. Así señala que una diputada de Entre Ríos, argumentando supuestas violaciones a los derechos de la joven madre, haya amenazado con acciones legales contra las autoridades que tutelaron el derecho a la vida del niño por nacer.
lo cierto es que vivía, y lo han matado