Se ha repetido también este año, en el día en el que se le recuerda: 19 de septiembre, la licuefacción de la sangre del Patrono de Nápoles, San Genaro, Obispo de Benevento, que murió mártir en la persecución de Diocleciano.
"Un signo prodigioso que manifiesta la cercanía y la predilección del Señor por esta tierra nuestra amada y sufriente que, bendita por Dios, avanza con esfuerzo, en medios de muchas dificultades, para mostrar pura y transparente su fe en Jesucristo", afirmó el Arzobispo de Nápoles, Cardenal Crescenzio Sepe, al apreciar el milagroso hecho.
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El Purpurado, que presidió la ceremonia celebrada en la Catedral de Nápoles, también se refirió a la próxima visita del Papa Benedicto XVI a la ciudad el 21 de octubre: "Una providencial ocasión para dar un nuevo aliento a una tierra que ya Juan Pablo II puso al centro de su inolvidable peregrinaje".
"De un Papa al otro, Nápoles es llamada a retomar la propia capacidad de retornar y ser protagonista de un futuro de justicia, paz y libertad. No hay mal incurable: Nápoles está pronta para tomar de la mano su historia y su futuro. Lo único incurable en esta ciudad es su gran capacidad de amar", concluyó el Cardenal Sepe.
Para conocer más de San Genaro y la milagrosa licuefacción de su sangre, puede ingresar a: http://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=280