La Iglesia Católica en Bolivia descartó intervenir como mediadora y, más bien, ofreció su tarea facilitadora del diálogo en la pugna que actualmente sostienen las ciudades de Sucre y La Paz sobre el lugar donde deben concentrarse todos los poderes del Estado, conflicto que ha causado el bloqueo de los trabajos de la Asamblea Constituyente.
“La Iglesia no va mediar nada porque el Gobierno tampoco quiere, lo que quiere es facilitar el diálogo, facilitar que el Gobierno asista a Chuquisca (cuya capital es Sucre) a conversar con nosotros”, dijo el rector universitario de Sucre y representante del Comité Interinstitucional, Jaime Barrón, tras la reunión que sostuvo ayer dicho organismo con el Cardenal Julio Terrazas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
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El conflicto entre La Paz, que es la sede del Gobierno central y del Parlamento, y Sucre, la capital histórica de Bolivia y donde radica el Poder Judicial, ha paralizado el trabajo de la Asamblea Constituyente, que se vio obligada a suspender sus sesiones hasta el próximo 7 de octubre.
Los líderes chuquisaqueños acusan al Gobierno boliviano de no actuar con neutralidad en su conflicto con La Paz y rechazan que sea un mediador entre las regiones.
Posibilidad, no determinación
Por su parte, el vocero del Arzobispado de Santa Cruz de la Sierra, Padre Marcial Chupinagua, confirmó la decisión del Purpurado de descartar la mediación y aceptar desempeñar una tarea que facilite el diálogo.
En comunicación con el diario El Mundo, Chupinagua señaló que “si acaso hubiera una solicitud de participación, la Iglesia también ha ofrecido eso a la Comisión Interinstitucional de que si se requiere presencia de la Iglesia para garantizar que se lo haga en ese marco de respeto a la ley, facilitar que se dialogue abierta y sinceramente, entonces también siempre la Iglesia está llana a aportar todo lo que pueda favorecer”.
Asimismo, subrayó que “no estamos para respaldar solicitudes especificas, para decir si estamos con la capitalía o no, como se ha hecho con las autonomías departamentales. La Iglesia simplemente ofrece su orientación, su servicio para que todo se haga en el respeto a las leyes y a la Constitución y a los procesos democráticos”.
Finalmente, el sacerdote precisó que la participación de la Iglesia es una posibilidad y no una determinación, ya que todas las partes implicadas en el conflicto deben estar de acuerdo con su intervención.