Al presentar esta mañana durante la Audiencia General la figura de San Gregorio de Nisa, el Papa Benedicto XVI resaltó siguiendo el pensamiento de este insigne representante de los Padres Apostólicos, que "el fin del ser humano es el de asemejarse a Dios, un fin al que llega sobre todo a través del amor, el conocimiento y la práctica de las virtudes”.

Después de trasladarse en helicóptero al Vaticano desde su residencia de verano en Castelgandolfo, a unos 25 kilómetros al sur de Roma, el Santo Padre presidió el tradicional encuentro de los miércoles en la Plaza de San Pedro y volvió a hablar de este santo obispo del siglo IV que manifestaba "una concepción muy elevada de la dignidad del ser humano".

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Ante unos 16 mil feligreses, el Pontífice señaló que para este Padre Apostólico "el fin del ser humano es el de asemejarse a Dios, un fin al que llega sobre todo a través del amor, el conocimiento y la práctica de las virtudes, en un movimiento perpetuo de adhesión al bien, así como el corredor se lanza hacia delante".

Pero la perfección que nos hace partícipes de la santidad de Dios, observó el Papa "no es algo dado para siempre; es estar siempre en camino, es una disponibilidad continua a seguir hacia delante porque la plena semejanza con Dios no se alcanza nunca" y  "la historia de toda alma es la de un amor siempre abierto hacia nuevos horizontes porque Dios dilata continuamente las posibilidades del alma para hacerla siempre capaz de bienes mejores".

"En este camino de ascensión espiritual, Cristo es el modelo y el maestro que nos hace ver la hermosa imagen de Dios. Cada uno de nosotros, mirándole, es ‘el pintor de la propia vida’ donde la voluntad ejecuta el trabajo y las virtudes son los colores", agregó.

El Santo Padre recordó la importancia que San Gregorio da a la palabra “cristiano" porque “cristiano es uno que lleva el nombre de Cristo, y quien tiene ese nombre debe asemejarse a Él también en la vida”.

Tras recordar la invitación que hacía San Gregorio a descubrir la dignidad de los pobres porque Cristo “está también presente” en ellos y “representan la Persona del Salvador", el Papa señaló que el camino hacia Dios, pasa por lo tanto, "a través de la oración, de la pureza de corazón y el amor por el prójimo”. “El amor es la escalera que lleva hacia Dios", concluyó.