Concluida la Santa Misa que reunió esta mañana en la ciudad italiana de Loreto a más de medio millón de jóvenes, el Papa Benedicto XVI dirigió la oración del Ángelus y recordó que para poder llevar a Dios a los hombres es necesario antes el encuentro personal con Él.

“Loreto es el lugar ideal para rezar mediante el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios”, dijo el Santo Padre, e invitó a todos a “dirigirse con la mente y el corazón al Santuario de la Santa Casa, entre aquellos muros que según la tradición provienen de Nazaret, el lugar donde la Virgen dijo ‘Sí’ a Dios y concibió en el propio seno al Verbo eterno encarnado”.

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El Pontífice hizo también una reflexión sobre la relación entre la plaza y la Santa Casa, haciendo notar que “la plaza es grande, es abierta, es el lugar del encuentro con los otros, del diálogo, de la confrontación de pareceres; la casa es, en cambio, el lugar del recogimiento y del silencio interior, donde la Palabra puede ser acogida en la profundidad”.

“Para llevar a Dios a la plaza es necesario haberlo interiorizado antes en la casa, como María en la Anunciación. Y viceversa, la casa está abierta a la plaza: lo sugiere el hecho de que la Santa Casa tiene tres paredes, no cuatro: es una Casa abierta, abierta al mundo, a la vida", dijo Benedicto XVI refiriéndose a la relación que debe existir entre acción apostólica y vida de oración.

Finalizada su alocución, el Santo Padre rezó la oración mariana e impartió la bendición a los presentes.