Con la entusiasta participación de más de medio millón de jóvenes que acudieron de todos los puntos geográficos de la península italiana a la ciudad de Loreto, el Papa Benedicto XVI presidió esta mañana la Santa Misa en la que alentó a los presentes a no tener miedo de "ir contracorriente" y optar por el amor y la humildad auténticas en medio de un mundo signado por el egoísmo y la arrogancia y que privilegia la apariencia y el tener.

Al recordar al inicio de su homilía que “Dios, para realizar su Alianza, buscó un corazón joven, y lo encontró en María, ‘mujer joven’”, el Santo Padre aseguró que aún hoy en día “Dios busca corazones jóvenes, busca jóvenes de corazón grande, capaces de hacerle espacio en su vida para ser protagonistas de la Nueva Alianza”.

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Asimismo hizo notar que “para acoger una fascinante propuesta como la que nos hace Jesús, para realizar una Alianza con Él, es necesario ser jóvenes interiormente, con la capacidad de dejarse interpelar por su novedad, para realizar con Él caminos nuevos”.

“Jesús –continuó– tiene una predilección por los jóvenes; respeta la libertad, pero no se cansa jamás de proponerles metas cada vez más altas para la vida: la novedad del Evangelio y la belleza de una conducta santa”.

Más adelante afirmó que la Iglesia sigue el ejempo de Cristo, y que es por ello que ella sigue a los jóvenes “con inmenso afecto y está cerca de ustedes en los momentos de alegría y de diversión, de prueba y de sufrimiento; los sostiene con los dones de la gracia sacramental y los acompaña en el discernimiento de vuestra vocación”.

“Queridos jóvenes, déjense involucrar en la vida nueva que brota del encuentro con Cristo y estaréis en capacidad de ser apóstoles de su paz en vuestras familias, entre vuestros amigos, en vuestras comunidades eclesiales y en los varios ambientes en los cuales vivís y operáis”.

El Santo Padre continuó su homilía explicando el significado de la palabra “joven” en su sentido evangélico, y refiriéndose a la Virgen María dijo: “Dios ha mirado la humildad de su sierva. La humildad de María es aquello que Dios aprecia más que cualquier otra cosa en ella”.

Reflexionando sobre el modo de pensar del mundo actual, agregó que “el humilde es percibido como renuncia, como un derrotado, uno que no tiene nada que decir al mundo. Pero en cambio es el camino maestro, y no solo porque la humildad es una gran virtud humana, sino porque, en primer lugar, representa el modo de actuar del mismo Dios”.

No sigan el camino del orgullo, sino el de la humildad. Id contracorriente: no escuchéis las voces interesadas que hoy publicitan modelos de vida marcados por la arrogancia y la violencia, por la prepotencia y el éxito a todo costo, por la apariencia y el tener, sacrificando el ser”, dijo el Papa.

“¡Sed vigilantes¡ ¡Sed críticos! No tengaís miedo, queridos amigos de preferir los caminos ‘alternativos’ indicados por el amor verdadero: un estilo de vida sobrio y solidario; relaciones afectivas sinceras y puras; un compromiso honesto en el estudio y el trabajo; el interés profundo por el bien común. No tengaís miedo de parecer diversos y de ser criticados por aquello que puede parecer propio de un perdedor o fuera de moda: vuestros coetáneos, pero también los adultos, tienen una profunda necesidad de ver a alguien que ose vivir según la plenitud humana manifestada por Cristo Jesús”.

El Papa así se refiró al camino de la humildad como un camino “del valor”, el “resultado de una victoria del amor sobre el egoismo, de la gracia sobre el pecado”.

Prosiguiendo su homilía, el Santo Padre invitó a todos los presentes a ver en los santos modelos de humildad y destacó su profunda pertenencia a la Iglesia, afirmando que “no se puede amar a Jesús sino se ama y no se sigue a su Iglesia”.

Concluyendo, Benedicto XVI renovó su invitación a los jóvenes participar en la Jornada Mundial de la Juventud a realizarse el próximo año en Sydney, Australia, y alentó a “preparse para esta manifestación de fe juvenil, mediante el Mensaje que profundiza el tema del Espíritu Santo, para juntos vivir una nueva primavera del Espíritu”.