Titulares como "¿Perdió la fe la Madre Teresa?" o "La Madre Teresa de Calcuta no creía en Dios" ocuparon en las últimas horas las primeras planas de medios de comunicación de amplia audiencia para "informar" sobre la existencia de unas cartas escritas por la beata en las que narra la dolorosa experiencia de desierto espiritual que sufrió por largos años.
La agencia Associated Press, la revista Time Magazine y la radio socialista española Cadena Ser, entre otros medios, han abordado con sensacionalismo el próximo lanzamiento de un libro que se basa en las cartas que la religiosa envió a su confesor y algunos amigos relatando su dolor espiritual.
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Aunque los medios se esfuerzan por presentar estos escritos como "prueba" de que la beata realmente no creía en Dios y hasta se sentía hipócrita ante la gente, lo cierto es que el "desierto espiritual" de la Madre Teresa no fue un secreto para la Iglesia.
La religiosa pidió que tras su muerte en 1997, se quemaran estas misivas, pero las cartas fueron conservadas por el sacerdote Brian Kolodiejchuk, postulador de su causa de beatificación. Para el P. Kolodiejchuk , estas cartas ayudan a probar la santidad de la religiosa porque permite tener un "nuevo entendimiento, esta nueva ventana a su vida interior, que a mi parecer es el más heroico posible".
Entre los extractos de las misivas recogidos por la prensa, se citan párrafos como: "Siento que Dios no me quiere, que Dios no es Dios, y que él verdaderamente no existe". En uno de 1958 se lee: "mi sonrisa es una gran capa que esconde una multitud de penas".
En otra carta afirma que "en mi propia alma, siento un dolor terrible por esta pérdida. Siento que Dios no me quiere, que Dios no es Dios, y que él verdaderamente no existe".
En el año 2002, cuando se anunció la beatificación de la religiosa, el Padre Kolodiejchuk ofreció una entrevista a la agencia Zenit en la que relató esta fase en la vida de la Madre Teresa.
"Antes de la inspiración de su obra, ya había tenido una experiencia de oscuridad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta ‘noche’, este sufrimiento interior, es fruto de su unión con Cristo, como sucedió con santa Teresa de Jesús, o Pablo de la Cruz. Por un lado se da la unión con Jesús y el amor une. Y al unirse a Cristo, comprendió el sufrimiento de Jesús cuando en la Cruz gritó: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’", señaló.
Según explicó el sacerdote, "esta ‘noche’, este sufrimiento, es provocado también por el apostolado, el amor a los demás. Amando a Cristo, comprende también el sufrimiento de los demás, su soledad, y también su alejamiento de Dios".
"La ‘noche obscura’ de la Madre Teresa se debió, por tanto, a la doble dimensión que vive el amor de los religiosos: en primer lugar, la ‘esponsal’, su amor a Cristo, que le lleva a unirse a sus sufrimientos, y, en segundo lugar, el amor ‘redentor’, que lleva a compartir la redención, a anunciar a los demás el amor de Dios para que descubran la salvación a través de la oración y el sacrificio", agregó.
Según el presbítero, "más que una prueba de fe, era una prueba de amor. Más que sufrir por la experiencia de no sentir el amor de Jesús, sufría a causa de su deseo de Jesús, su sed de Jesús, su sed amor. La meta la de la Congregación es precisamente saciar la sed de Jesús en la cruz a través de nuestro amor a él y nuestra entrega a las almas".
"La Madre compartía no sólo la pobreza física y material de los pobres, sentía la sed, el abandono que experimentan las personas. De hecho, la pobreza más grande es no ser amado, ser rechazado", indicó.