"La fe o la falta de ella deciden la suerte de los pueblos y, mientras se abate la ruina sobre los incrédulos, viene la salvación sobre los creyentes", destacó el Obispo de Puerto Iguazú, Mons. Marcelo Raúl Martorell, al comentar el pasaje bíblico que refiere a la liberación del pueblo elegido.
Después de señalar que "toda la historia de Israel -como pueblo de su propiedad- está tejida sobre la trama de la fe", el Prelado destacó que la vida de Abraham está acompañada por su fe. "Fe por la que obedece a Dios, deja su tierra y parte a un destino no precisado. Por la fe, aunque entrado ya en años cree que tendrá un hijo de la anciana Sara, por la fe no vacila en sacrificar a su hijo Isaac, su hijo único del cual esperaba la descendencia prometida por Dios".
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"Abraham cree contra toda evidencia y esperanza, pensando que ‘Dios tiene poder para resucitar a los muertos’. Con su conducta muestra con claridad que ‘la fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve’", indicó el Obispo.
Mons. Martorell recordó que "los discípulos de Jesús, aunque pocos, en un mundo incrédulo, no deben temer, pues el Padre los ha constituido herederos del Reino, y sobre él se apoya la certeza de alcanzarlo un día. Pero deben, como Abraham, renunciar a las seguridades terrenas y aceptar vivir como pobres, desasidos y desarraigados, totalmente vueltos hacia el verdadero tesoro que no está en la tierra, sino en el cielo".
"Por eso nada de preocupaciones y afanes excesivos por las cosas temporales, sino cuidar de ellas teniendo ‘la cintura ceñida y las lámparas encendidas; como los que aguardan a que su Señor vuelva para abrirle apenas venga y llame’", concluyó.