Miles de fieles y peregrinos se reunieron en la Plaza Central de Castelgandolfo para rezar el Ángelus con el Papa Benedicto XVI, quien en esta ocasión, en la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, recordó que María permanece siempre cerca de nosotros.
En sus palabras iniciales el Papa recordó que “la Asunción de la Beata Virgen María” es “una fiesta antigua que tiene su fundamento en la Sagrada Escritura” que “siempre presenta a la Virgen María en estrecha unión con su Hijo Divino y siempre solidaria con Él”.
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“Madre e Hijo –prosiguió el Pontífice– aparecen estrechamente asociados en la lucha contra el enemigo infernal hasta la plena victoria” y así como “la resurrección gloriosa de Cristo fue el signo definitivo de esta victoria, la glorificación de María en su cuerpo virginal constituye la confirmación final de su plena solidaridad con el Hijo tanto en la lucha como en la victoria”.
Recordó también que en 1950 el Siervo de Dios Papa Pió XII declaró: “En tal modo la augusta Madre de Dios… obtuvo el ser preservada de la corrupción del sepulcro y, vencida la muerte, como su Hijo ya había hecho, el ser elevada en alma y cuerpo a la gloria del Cielo, donde resplandece cual Reina a la derecha de su Hijo, Rey inmortal por los siglos”.
El Santo Padre hizo notar que “María no se ha alejado de nosotros, sino que permanece aún más cercana y su luz se proyecta sobre nuestra vida y sobre la historia de la entera humanidad”.
“Todos necesitamos de su ayuda y de su consuelo para enfrentar las pruebas y los desafíos de cada día; tenemos la necesidad de sentirla como Madre y hermana en las situaciones concretas de nuestra existencia”, concluyó el Papa.