El Arzobispo de la Plata, Mons. Héctor Aguer, ante los asaltos que terminan en homicidios en las principales ciudades argentinas, advirtió del creciente vínculo entre estos episodios más frecuentes con el consumo de drogas y señaló que para combatirlos se debe atacar el tráfico de estupefacientes.
"Por lo general, los delincuentes son jóvenes y en la interpretación que se hace de estos hechos se suele señalar que la droga, es decir el carácter tóxico dependiente de esta gente, es la causa principal que los impulsa al crimen", señaló el Arzobispo; y explicó que "a causa de la enajenación que produce la droga son capaces de despreciar hasta tal punto la vida, que matan por nada".
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Mons. Aguer lamentó la falta de políticas de Estado al señalar que "crece la elaboración, la distribución y el consumo de toda clase de drogas, sin que surja y se articule una reacción suficiente".
El Arzobispo destacó la labor de las instituciones sociales y confesiones religiosas que, "se prodigan en atender a las víctimas de este flagelo"; pero recordó que "la recuperación es costosa y el éxito es, en proporción con los afectados, escaso" mientras "sigue creciendo ¡y en proporción geométrica! la fuente de esta calamidad".
Mons. Aguer lamentó especialmente la dejadez en la toma de decisiones, al destacar que "todos sabemos que es un problema muy grave y, sin embargo, no parece que las medidas que se adoptan para reprimir este tráfico sean eficaces".
El Arzobispo platense recordó las palabras que el Cardenal Javier Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, pronunció en la Asamblea General de las Naciones Unidas: "hay que combatir la organización mercantil y financiera internacional de la droga; hay que formar un frente compacto que se empeñe en denunciar y perseguir legalmente a los traficantes de muerte; hay que abatir las redes de la disgregación moral y social; hay que poner un freno eficaz al expandirse del mercado de sustancias estupefacientes".
El Prelado se refirió también a lo que considera uno de los motivos por los cuáles no se termina de vencer al narcotráfico: "los vecinos de nuestros barrios conocen muy bien dónde y cuándo se venden drogas, pero sin embargo parece que no ocurre nada. Se trata de una especie de conspiración, una red de complicidades e intereses miserables que envuelve a gente muy poderosa. Con su infame comercio están hipotecando el futuro de la sociedad argentina".
"Hay que comprender que el problema es gravísimo. Es preciso crear conciencia y no tener miedo de hablar", dijo Mons. Aguer, quien concluyó alentando a los ciudadanos a tomar conciencia, y "a no tener miedo", para que "se forme un clamor popular que obligue a las autoridades responsables a empeñarse seriamente en identificar y desmantelar esas redes de disgregación moral y social".