Miles de fieles se congregaron en el Santuario de San Cayetano en el barrio capitalino de Liniers para pedir al Santo de la Providencia pan y trabajo y agradecer por los bienes recibidos durante el año.
A las 00:00 horas el Obispo Auxiliar de Buenos Aires, Mons. Raúl Martín, abrió las puertas del templo en medio de los redobles de campanas, fuegos artificiales y las estrofas del Himno Nacional argentino entonadas por la banda de música del Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín.
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Muchas de la personas que esperaban la apertura del santuario acamparon por más de un mes para ser los primeros en ingresar. La primera fue Delia Noris Lencina, una peluquera de 64 años, quien desde hace 20 años recorre de rodillas desde el pórtico del templo hasta el altar donde se encuentra la imagen del Santo del Pan y el Trabajo. Fue seguida por un grupo de discapacitados en sillas de ruedas.
El párroco del santuario, P. Gerardo Castellano, explicó que “quienes decidan tocar el vidrio que protege la imagen de San Cayetano deberán realizar una cola de entre 11 y 15 horas” y los que solo ingresen al templo “por la fila central la demora será de entre seis y nueve horas”. Además indicó que “habrá bendiciones de objetos y se recibirán alimentos no perecederos y ropas para la Caritas parroquial durante todo el día”.
Durante la Misa central de la festividad celebrada a las 11:00 a.m. por el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Mario Bergoglio, dijo que “le pedimos a san Cayetano, paz y reconocimiento de nuestra dignidad y trabajo. El centro del lema es dignidad, una palabra que pronunciamos con veneración, porque es una palabra hermosa, una palabra de valor absoluto”.