Peter Phillips, el mayor de los nietos de la Reina de Inglaterra, tendría que renunciar a su derecho de sucesión al trono para poder casarse con su prometida católica, Autumn Kelly. Esta circunstancia se produce dada la norma que prohíbe a los miembros de la familia real casarse con católicos, aunque sí lo pueden hacer con personas de otros credos.
De acuerdo a esta ley, a la que distintas iniciativas se le han opuesto desde que fuera impuesta en 1701, Phillips tendría que renunciar al derecho al trono o Kelly tendría que renunciar a su fe católica para que la boda, que aún no tiene fecha, se realice.
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El Palacio de Buckingham indicó al respecto que "si se debe tomar una decisión, se hará cuando se realice la boda".
Kelly se mudó a Inglaterra poco tiempo después de conocer a Phillips en el Grand Prix de Montreal en 2003. Según informa el Daily Telegraph, su madre, Kitty, afirma que Autumn está "orgullosa de su religión".
Por su parte, John Gummer, un miembro del parlamento convertido al catolicismo y que ha intentado revertir la norma que establece la prohibición mencionada, declaró que "es inaceptable que la parte de la iglesia cristiana que tiene más adherentes activos que cualquier otra sea discriminada de esta forma".