El Obispo Prelado de Ayaviri, Mons. Kay Schmalhausen, hizo un llamado a la población del sur andino peruano a dejar de lado odios, violencia y la lucha fratricida para emprender la vía del diálogo.
En la homilía que ofreció en la Misa y Te Deum por Fiestas Patrias, el Obispo se refirió a las "situaciones penosas de división, conflicto y enfrentamiento" que han afectado al país en los últimos dos meses y consideró que "por ratos el Perú da la impresión de estar enfermo".
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Mons. Schmalhausen reconoció que "hay reclamos justos detrás del descontento y la problemática social que vivimos" pues "a pesar de la bonanza económica a nivel macroeconómico, la pobreza sigue afectando a una gran mayoría de hogares peruanos".
Sin embargo, advirtió que "pensar en el camino de la violencia como la medida precisa y necesaria a nuestros problemas internos, es un absurdo semejante al de pensar que la guerra es el camino a la paz".
"Tenemos que darnos cuenta de una vez por todas que la violencia solo engendra mayor
violencia. No es posible dar solución al mal con el mal, ni es dable pretender resolver los problemas con amenazas e intimidación. Pienso que en este sentido es necesario y urgente un verdadero cambio de mentalidad y de actitud en la vida política y social de nuestro país", indicó.
El Obispo consideró que "por ratos el Perú da la impresión de estar enfermo: enfermo de resentimientos, enfermo de mediocridad, conformismo y de espíritu de revancha, así como padecer en algunas de sus autoridades de miopía con respecto a las verdaderas necesidades y demandas del país. Hemos sido testigos de paros, huelgas y de luchas fratricidas; de violencia verbal y física, enfrentamientos y amenazas, siempre con los dolorosos e irreparables saldos de pérdidas de vidas humanas, así como de destrucción de la propiedad pública y privada. Y uno se pregunta ante este panorama: ¿en qué estamos pensando los peruanos? ¿Qué nos está pasando realmente? ¿Qué tipo de país queremos realmente ser?"
Según el Prelado, "si de verdad queremos salir de la pobreza y marginación se debe hoy por hoy ensayar el camino del diálogo; un diálogo que tiene que estar libre de acusaciones, de prejuicios y de estériles inculpaciones".
"Es hora de buscar resolver los problemas unidos, en una actitud de preocupación sincera y compartida, escuchándonos mutuamente y planteando juntos los pasos concretos para salir adelante. Es hora de poner el bien común de los peruanos por encima de los intereses particulares y de los egoísmos que tantas veces parecen ser la motivación de fondo de ciertas acciones que se toman", afirmó.
También pidió "pensar no solo en los supuestos derechos que se pretenden invocar como justificación de esas acciones perniciosas que se tomaron, sino de asumir con valentía y actitud integra los deberes, las obligaciones que tantas veces se olvidan, se ignoran, o se callan".
"Nuestro pasado peruano ha sido glorioso en la medida en que hemos contado con grandes personalidades, con héroes y santos. Ellos han encarnado lo mejor de nuestro espíritu nacional. A ellos les ha caracterizado no su afán de división sino de superación, los grandes ideales y auténticos valores, así como la capacidad de ofrendar sus vidas tanto por la unidad como la salvaguarda de la nación", recordó.