En una extensa entrevista publicada por la agencia vaticana Fides, D. Luis Fernando Figari, fundador del Sodalitium Christianae Vitae (SCV), señaló que ante los desafíos que plantea la actual crisis de la verdad a raíz del creciente relativismo, se hace más urgente anunciar al Señor Jesús con mayor claridad.
D. Luis Fernando es Fundador de la Sociedad de Vida Apostólica en torno a la cual crece la Familia Sodálite, integrada por el Movimiento de Vida Cristiana (MVC), y dos sociedades de mujeres consagradas, la Fraternidad Mariana de la Reconciliación y las Siervas del Plan de Dios.
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En la entrevista concedida a la agencia de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Figari señala que al comenzar el siglo XXI, "vivimos una dolorosa crisis en la identidad de hijos de la Iglesia", y explica que "son muchos los factores socio culturales que piden una mayor coherencia en el conocimiento de la fe, en la vida de la fe, en la celebración de la fe".
"Hay numerosas crisis que debilitan la fe, especialmente de aquellos que menos formados están en ella. El secularismo, el racionalismo, el agnosticismo funcional, el hedonismo, la desconfianza epistemológica, la desvalorización del intelecto, reduccionismos de todo tipo y otras tendencias e ideologías ampliamente difundidas hoy son como un humus negativo cultural en el que la persona se debate sin dejar de aspirar a superar esas trampas para ser aquello que desde su interior aspira a ser", sostiene.
Según el Fundador peruano, "hay una dimisión generalizada de lo humano, de la dignidad de la persona. Este clima adverso podría sintetizarse en tres crisis: del pensamiento, de los deseos y de la acción. La juventud, en general, las sufre muy fuertemente por ser más proclive a caer en el subjetivismo, fomentado por los medios. Por ello el anuncio de la fe debe ser integral y responder a esas tres áreas críticas".
Asimismo, explica que "frente a toda la problematicidad en torno a la verdad y el subjetivismo, es necesario anunciar con claridad a Aquel que es 'la Verdad', ayudando a que el conocimiento de Jesús vaya parejo con sus enseñanzas, la fe que custodia la Iglesia".
Por eso, hoy urge "presentar el sentido y la importancia del bien en el camino a la felicidad. Hay el peligro de actuar mal, ante el cual es importante presentar el valor del recto actuar. La prudencia y la caridad no son ajenas a un recto ejercicio de la acción. Incluso en este mundo en rápido cambio se puede hablar de una espiritualidad de la acción que se exprese en la caridad que es la fuerza capaz de cambiar al hombre y al mundo. No es por nada que se dice que 'sólo los santos cambiarán el mundo'. Y hay que recordar que todo bautizado está llamado a ser santo", agrega.
La Iglesia y los jóvenes
Ante quienes afirman que el lenguaje de la Iglesia no llega a la juventud, Figari recuerda que el proceso de Nueva Evangelización impulsado por los dos últimos Pontífices, "permite que las verdades de la fe de siempre sean presentadas de una manera existencial que ayude a mejor comprenderlas y a abrirse a la gracia para vivirlas día a día dando gloria a Dios".
"El corazón del mensaje de la Iglesia es el Señor Jesús, y Él es 'el mismo ayer, hoy y siempre'. Es a Él a quien buscan los jóvenes, aún si algunos se ciegan ante su luz, otros tropiezan en las tinieblas del mundo, otros se dejan fascinar por sucedáneos. Pero millones de millones le abren su corazón. ¿Nos hemos acaso olvidado de esos dos millones de jóvenes en Tor Vergata? ¿O acaso no percibimos la búsqueda interior de la inmensa multitud de jóvenes reunidos en la última Jornada Mundial de la Juventud, en Alemania?", cuestiona.
Sobre los movimientos
El Fundador del Sodalitium también se refiere al papel "fundamental" que tienen los movimientos eclesiales hoy dentro de la Iglesia. "Maravilla el surgimiento de movimientos con características y formas tan diversas, con estilos distintos, respondiendo a diversas necesidades pero vinculados sólidamente a la comunión eclesial", sostiene.
Los movimientos, agrega, "son respuestas del Espíritu Santo ante los desafíos y nuevas situaciones con las cuales se va encontrando la Iglesia en su historia. Hoy, especialmente vinculados a la Sede de Pedro y al mismo tiempo en comunión con los obispos locales, los movimientos eclesiales van enriqueciendo la realidad del Pueblo de Dios con los carismas que reciben del Espíritu Santo".
Una respuesta
Al ser consultado sobre la respuesta que da el Movimiento de Vida Cristiana a los nuevos problemas que se plantean en la sociedad y en la Iglesia, Figari señala que "la raíz de todos ellos es la ruptura con Dios, consigo mismo, con los demás, con el cosmos introducida por el pecado original y acrecentada por los pecados personales. ¡El problema fundamental es espiritual! Los demás problemas reales, y que deben ser atendidos, son secuelas de esa problemática espiritual".
"Los fracasos de tantos programas, ideologías, gobiernos jalonan trágicamente la historia. Son muchos los que por las urgencias descuidan lo esencial y necesario. Es fundamental ir a lo esencial. A partir de esa perspectiva se puede ir ensayando respuestas a los demás problemas", agrega.
"El Movimiento de Vida Cristiana ha venido desarrollando sus actividades, buscando atender activamente al hambre de Dios, así como solidaria y fraternamente al hambre de pan, hambre de salud, hambre de techo, hambre de vestido, hambre de convivencia social reconciliada, de estructuras que respondan a la dignidad y derechos del ser humano según el divino Plan. Siendo lo fundamental la evangelización propiamente tal, el anuncio del Señor Jesús y su Reino, ante la descristianización creciente de nuestros tiempos, tampoco se debe dejar de recordar que el seguimiento de Cristo tiene consecuencias en la vida social que deben ser implementadas".
El "mínimo" Sodalitium
Para Figari, que un laico sea el fundador de una institución eclesial que incluye sacerdotes y laicos consagrados no es extraño, pues "se trata de un carisma, y como tal una merced gratuita que Dios da y que la persona que la recibe, respondiendo desde su libertad, se ve convertida por puro don en el fundador o impulsor de un movimiento eclesial, de una sociedad de vida apostólica o de una congregación, o de varias juntas".
Sobre la fundación del Sodalitium, Figari aseguró que Dios fue "quien suscitó un proceso de búsqueda sobre el sentido de mi propia vida y sobre la consciencia de que era urgentísimo construir una sociedad más justa, más respetuosa de la dignidad y los derechos humanos, más fraterna y pacífica. Fue un proceso intenso, iluminado por la fe, que fue haciéndose vida y me fue llevando a la convicción de que la clave de todo cambio está en el ser humano".
"Las circunstancias se fueron presentando como condiciones para vivir una vida cristiana y para irradiar la fe a un mundo en cambios acelerados que parecía perder el rumbo. Más que con unos planes claros el Sodalitium Christianae Vitae (fundado en 1971) fue surgiendo y perfilándose bajo el soplo del Espíritu. Ya desde los primeros años, al ver los frutos, quedaba clarísima la desproporción entre ellos y el pobre vaso de barro que se veía urgido a emprender tan grande compromiso", recuerda; y señala que "hoy con inmensa gratitud a Dios el mínimo Sodalitium está sirviendo en la misión de la Iglesia en numerosos países".
El MVC, que integra la Familia Sodálite, nació en 1985. Siguió la fundación de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación en 1991 y de las Siervas del Plan de Dios en 1998. Según Figari, el gran crecimiento de este carisma se debe a "un gran hambre de Dios que requiere ser atendido".
Lea la entrevista completa en: http://www.ducinaltum.info/brevinoticias.php