Al dirigir este mediodía el Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI hizo un enérgico llamado a la paz y condenó la guerra, “una calamidad que contrasta con el proyecto de Dios, el cual ha creado todo para la existencia y, en particular, quiere hacer del género humano una familia”.
Antes de dirigir la oración mariana ante unas diez mil personas reunidas en la Plaza Calvi de Lorenzago de Cadore, el Santo Padre dijo que estos días de descanso que pasa en la sierra alpina de los Dolomitas, siente “aún más intensamente” el “impacto doloroso” de las noticias que le llegan sobre los “enfrentamientos sangrientos y los episodios de violencia que actualmente sacuden el mundo”.
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Reflexionando en el “drama de la libertad humana en el mundo”, el Pontífice afirmó que la tierra es un jardín que Dios entregó a los hombres para que lo “custodiaran y cultivaran” y que “si los hombres vivieran en paz con Dios y entre ellos la tierra asemejaría verdaderamente a un ‘paraíso’”.
“Por desgracia, el pecado ha arruinado ese proyecto divino, generando divisiones y haciendo entrar en el mundo la muerte. Los hombres ceden a la tentación del Maligno y se hacen la guerra los unos a los otros. La consecuencia es que, en este estupendo ‘jardín’ que es el mundo, se abre un espacio de infierno”, aseguró.
El Papa recordó la I Guerra Mundial, hace 90 años, trayendo a la memoria especialmente las palabras de su antecesor Benedicto XV, en las que calificó la guerra de “matanza inútil”, expresión que “contiene aún un amplio valor, profético, y puede aplicarse a tantos otros conflictos que han truncado innumerables vidas humanas”.
Al respecto recordó que Benedicto XV no se limitó a condenar la guerra sino que también habló de la fuerza moral del derecho, del desarme balanceado y controlado, el arbitraje de las controversias, la libertad de los mares, la devolución de los territorios ocupados y las tratativas para dirimir los problemas.
Los Siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II, prosiguió el Santo Padre, siguieron esta misma línea. La frase “¡Nunca más la guerra!” que pronunciaron en nombre de la Iglesia en sus respectivos discursos ante la Asamblea de las Naciones Unidas tiene plena vigencia.
“Desde este lugar de paz, donde también más vivamente se advierten como inaceptables los horrores de la ‘inútil matanza’, renuevo el llamado a proseguir con tenacidad la vía del derecho, a rechazar con determinación la carrera de armamentos, y a rechazar la tentación de afrontar las nuevas situaciones con viejos sistemas”, dijo el Pontífice.
Finalmente, pidió elevar una oración especial por la paz en el mundo, confiándola a María, la Reina de la Paz.
Finalizado el Ángelus, el Papa saludó a las autoridades civiles y eclesiales presentes, entre ellas el Obispo de Hong Kong, Cardenal Joseph Zen Ze-Kiun, que acudió con 60 feligreses chinos; el Patriarca de Venecia, Cardenal Angelo Scola, y el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el Arzobispo Angelo Bagnasco. Asimismo saludó entre los presentes a Edoardo Luciani, hermano del Siervo de Dios Juan Pablo I.