Al beatificar mártires la Iglesia "no hace una determinada opción por uno u otro bando, confrontados en guerra civil", sino que reconoce "la virtud, el testimonio y la ejemplaridad de unos cristianos que, ajenos a todo enfrentamiento, fueron injusta y violentamente llevados a la muerte", aclaró el Obispo de Sigüenza-Guadalajara, Mons. José Sánchez.
Al referirse en una carta a sus feligreses a la próxima beatificación de 498 mártires de la persecución religiosa desatada durante la tercera década del siglo pasado en España, el Prelado destaca que tres de ellos nacieron en pueblos que hoy pertenecen a la diócesis de Sigüenza-Guadalajara.
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El Prelado indica que además de Saturnino Ortega Montealegre y los franciscanos Ángel Remigio Hernández-Ranera de Diego y Julián Navío Colado, serán beatificados en octubre de este año en Roma 20 mártires que estudiaron en casas franciscanas o salesianas en la provincia de Guadalajara.
"En el caso de nuestros mártires consta que murieron en una persecución religiosa; ninguno en una acción de guerra, ni murieron matando, ni siquiera se defendieron, y murieron perdonando", señala el Prelado en su misiva.
Para el Obispo, los mártires "mantienen en nosotros viva la esperanza de que su testimonio es más fuerte que el pretendido poder y la manifiesta violencia de los falsos profetas, con sus vanas promesas del paraíso en la tierra y con su ateísmo".