Este medio día miles de fieles y peregrinos de todas partes del mundo se reunieron en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración mariana recordó que la verdadera libertad cristiana es aquella que nos permite donarnos hasta las últimas consecuencias.
“Libertad y seguimiento de Cristo” fue el tema que, a partir de las lecturas bíblicas de la misa de hoy, el Santo Padre escogió que “Jesús, sabiendo que en Jerusalén lo espera la muerte de cruz, y que por obediencia a la voluntad del Padre se ofrece a sí mismo por amor,… realiza la propia libertad como conciente opción motivada por el amor”.
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“Él no vivió su libertad como arbitrio o como dominio. La ha vivido como servicio. De este modo ha ‘llenado’ de contenido a la libertad, que de otro modo quedaría ‘vacía’ posibilidad de hacer o de no hacer algo”, dijo el Papa.
El Pontífice resaltó que “la libertad toma su sentido del amor” y afirmó que “la libertad cristiana es don de sí hasta el sacrificio de la Cruz”.
Ante la paradoja del culmen de la libertad del Señor que se realiza “en la cruz como vértice del amor” el Papa agregó que “cuando en el Calvario le gritaban: ‘Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz’, Él demostró su libertad de Hijo permaneciendo en el patíbulo para realizar hasta el final la “Quien pertenece a la verdad, no será jamás esclavo de ningún poder, sino que será siempre libre de hacerse siervo de los hermanos”.
Finalmente el Papa exhortó a los fieles a mirar a María Santísima, “humilde sierva del Señor, la Virgen es modelo de persona espiritual, plenamente libre porque inmaculada, inmune al pecado y toda santa, dedicada al servidio de Dios y del prójimo”.