El Arzobispo de Santa Fe, Mons. José María Arancedo, denunció que la violencia es "una enfermedad social que tiene causas profundas" y que debe ser combatida con "una suerte de movilización cultural y moral de toda la sociedad en la afirmación de valores y conductas, sin temer poner los límites que reclama toda formación seria, no demagógica, para crear así, las condiciones que hagan posible una sociedad nueva".
El Prelado destacó que "no hay sociedad nueva sin hombres nuevos. Desgraciadamente hay una ruptura en la transmisión de estos valores que hacen a una cultura superior, es decir, aquella en la que la verdad y el bien, el amor y el respeto a la vida, la solidaridad y la paz ocupan un lugar destacado y valorado".
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"Casi siempre atacamos los efectos, que es necesario pero no suficiente. La crisis es mucho más profunda, porque tiene sus raíces en lo que llamaría las certezas y proyectos con los que vive y se alimenta una comunidad. Somos responsables de las certezas que crean ese clima cultural y moral en que vivimos. Nos deberíamos preguntar: ¿cuáles son los valores e ideales en los que creemos, nos comprometen y enseñamos?", cuestionó.
El Arzobispo indicó que "en especial, la niñez y juventud, necesitan encontrar esos proyectos e ideales encarnados en la ejemplaridad de testigos. En este campo los medios de comunicación social tienen mucha incidencia en la formación de conductas sociales. Hay una responsabilidad que ellos deben asumir y conductas que deben corregir, no es posible tener como única medida el éxito del rating".
"La violencia forma parte de ese pasivo cultural y moral, al que todos hemos contribuido y debemos sentirnos responsables", concluyó.