El Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, Mons. Fernando Sebastián, afirmó que la asignatura de Educación para la Ciudadanía, "tal como nos la propone nuestro gobierno, parece del todo incompatible no sólo con una visión cristiana de la vida, sino también con una mentalidad verdaderamente democrática y liberal".
En su misiva titulada Carta desde la fe, el Prelado indica que "una asignatura de Educación para la ciudadanía podría estar justificada y ser aceptable si se limitara a su esfera y tratara de incorporar o por lo menos estar abierta a los principios superiores de las convicciones morales de los alumnos".
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"El hecho de confiar la educación moral de los jóvenes a una asignatura fundada en el orden político y destinada a moldear las conciencias de los alumnos de acuerdo con las exigencias del orden político, resulta necesariamente empobrecedor y laicista", precisa.
Tras afirmar que "una verdadera educación tiene que tener en cuenta todas las dimensiones posibles del ser personal y no sólo la dimensión política", el Obispo recuerda que "la dimensión trascendente, las posibles opciones religiosas de los alumnos, quedan totalmente marginadas de este proyecto educativo. La asignatura está concebida como la exposición de un sistema moral laico que descansa sobre los derechos de la persona humana sin indagar de dónde vienen ni por qué resultan realmente vinculantes".
Además, Educación para la Ciudadanía "no se limita a ofrecer unos criterios para ser buen ciudadano, sino que pretende ofrecer un sistema moral completo, instruye sobre los sentimientos, las formas de familia, el modo de vivir la propia sexualidad según la propia y variable ‘orientación sexual’, con la consiguiente equiparación de heterosexualidad y homosexualidad".
"Lo decisivo es que no hay referencias trascendentes que permitan distinguir objetivamente lo bueno de lo malo. En esta visión de la vida, si el hombre no es más que ciudadano, resulta que la última referencia moral son las decisiones del gobierno. No es casual que nos digan que en este caso no cabe la objeción de conciencia", advierte.
Luego de remarcar que "el Estado puede inculcar y proteger y hasta exigir todo aquello que sea necesario para la convivencia social y política", el Arzobispo de Pamplona subraya que el Estado "no puede abarcar la totalidad de la vida personal del ciudadano, ni marginar o suplantar sus convicciones morales de origen religioso. Pretender hacerlo sería atribuirse unas competencias que el Estado no tiene ni nadie le ha otorgado. Tal proyecto no respeta la libertad religiosa de los ciudadanos y resulta una pretensión absolutista, autoritaria, impositiva".
A continuación, el Prelado afirma que si la EpC "se impone como asignatura obligatoria, resulta inevitablemente un instrumento de mentalización y homologación de los ciudadanos. Resultado de este proyecto, sería una sociedad programada, adoctrinada y configurada a gusto de los grupos de poder, despojada de su libertad y de su creatividad cultural".
Su propuesta
Tras el análisis de la controvertida asignatura, Mons. Sebastián alienta a que "los padres estén presentes y sigan de cerca los textos y los contenidos que los profesores imparten a sus hijos en cada capítulo del programa. Los Centros son los primeros responsables y ante sus dirigentes hay que hacer la primera presión. Los Centros religiosos tienen que plantearse muy seriamente si de verdad pueden impartir esta asignatura sin deformar la mentalidad cristiana de sus alumnos".
"Como último recurso, queda siempre abierto el recurso a la objeción de conciencia. Nadie nos puede privar de este derecho, reconocido en la Constitución española y fundamentado en el carácter sagrado de la libertad de conciencia anterior y superior a cualquier ordenamiento jurídico", anima.