El famoso fotógrafo de los Papas, el italiano Arturo Mari, ha anunciado su retiro después de haber servido a los pontífices por más de 50 años.
El silencioso y discreto fotógrafo, que registró las imágenes más conmovedoras del Papa Juan Pablo II, como la del atentado del 13 de mayo de 1981 o aquella en la que el Pontífice se ve hecho uno con la cruz de su báculo, anunció que finalmente se retirará, para ceder la posta a quien hasta ahora era su asistente, el fotógrafo Francesco Sforza.
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A lo largo del todo el pontificado de Juan Pablo II, acompañó al Papa a todos sus viajes dentro y fuera de Italia, sin jamás tomar un día libre por vacaciones o enfermedad; un don que el mismo Mari atribuye a "la increíble energía que me transmitía el Santo Padre".
Mari, casado con una ecuatoriana, de quien aprendió el español, tuvo un especial aprecio por los viajes del Papa a América Latina.
En abril de este año, Mari tuvo que fotografiar uno de los eventos del Papa Benedicto XVI más significativos para él: la ordenación sacerdotal de su propio hijo, Juan Carlos Mari -su nombre original es en español por deseo de su madre- como presbítero para la diócesis de Roma.