El Papa Benedicto XVI se reunió este viernes con los obispos de la Conferencia Episcopal de Eslovaquia en visita “ad Limina” y durante el encuentro señaló que los cristianos deben responder con fidelidad ante una creciente presión ideológica.
El Santo Padre comenzó su discurso elogiando el heroísmo del pueblo eslovaco, “que en el siglo pasado sufrió persecuciones y penalidades por parte del régimen totalitario comunista” y recordó el vínculo de Juan Pablo II con ese país que visitó por tercera vez en 2003 con el lema “Fieles a Cristo, fieles a la Iglesia”.
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Este lema, dijo el Pontífice sigue siendo”un auténtico programa apostólico y misionero no sólo para la Iglesia en Eslovaquia sino para todo el Pueblo de Dios, que está sometido, en Europa especialmente, a una presión ideológica insistente que pretende que el cristianismo se reduzca a una dimensión puramente privada”.
El Papa observó que desde el punto de vista religioso y cultural, Eslovaquia está entrando cada vez más “en la dinámica típica de otros países europeos de antigua tradición cristiana, fuertemente marcados en nuestra época por un vasto proceso de secularización” y que “después de salir del túnel de la persecución las comunidades cristianas que han conservado prácticas religiosas católicas antiguas y radicadas recorren ahora el camino de renovación promovido por el Concilio Vaticano II”.
Benedicto XVI señaló que Eslovaquia y Polonia, “que en el este europeo son los dos países portadores de la herencia más rica de la tradición católica”, están ahora “expuestos al peligro de que ese patrimonio, que el régimen comunista no consiguió destruir, se corroa merced a los fermentos característicos de las sociedades occidentales: el consumismo, el hedonismo, el laicismo, el relativismo”.
“El redescubrimiento de las tradiciones y las raíces cristianas, vivas y profundas en vuestro pueblo”, explicó el Papa, es “una empresa pastoral que quiere abarcar todos los ámbitos de la sociedad”, prestando “singular atención a las exigencias de los jóvenes y las familias”.
El Santo Padre recordó que los obispos podían también contar con “el ministerio de numerosos sacerdotes jóvenes”, y subrayó la importancia en la educación de “unir siempre la fe con la vida” en la formación de “una conciencia cristiana capaz de resistir a las lisonjas del consumismo”.
En su evaluación de la realidad eslovaca, el Pontífice advirtió también que se empieza a sentir “la crisis del matrimonio y de la natalidad, en primer lugar por causas de carácter económico que llevan a los novios a retrasar el matrimonio”.
Además, se constata “una menor consideración social del valor del matrimonio, a la que se une la fragilidad de las nuevas generaciones, a menudo temerosas de asumir compromisos para toda la vida”.
El Papa invitó a la Iglesia a “intensificar la oración y a continuar comprometiéndose con decisión para ayudar a las familias a enfrentar los retos del presente”.