El Obispo de Querétaro, Mons. Mario de Gasperín Gasperín, señaló que la finalidad de la educación católica es "formar familias cristianas e instaurar el reinado social de Jesucristo", en su homilía de la Misa de Acción de Gracias por la canonización de Santa María Eugenia de Jesús, fundadora del Instituto de religiosas de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María.

El Prelado indicó que la educación católica tiene que llevar al joven al descubrimiento de Jesucristo, único "capaz de transformar al hombre y su entorno cultural" pues sólo en Él se "armoniza la fe con la razón, lo humano con lo divino, lo temporal con lo eterno, la disciplina con la libertad".

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"En el corazón de Cristo, el Redentor del hombre, cabe todo lo verdaderamente humano y todos los hombres", sin distinción ni discriminación, con preferencia hacia los desprotegidos; este es el corazón de la educación católica que la Iglesia ofrece para curar y dignificar al hombre en la sociedad", prosiguió.

Refiriéndose a Santa María Eugenia de Jesús, Mons. Gasperín señaló que habiendo discernido los signos de los tiempos, y gracias a la "fuerza irresistible del Espíritu Santo", apostó por la educación de la juventud, reconociendo que su misión era "reconstruir todo en Cristo, hacer que se le conozca, lo mismo que a su Iglesia y extender las fronteras de su reino".

El Prelado mexicano recordó que muchas veces se cuestiona si "lo que nos debe importar es que aprueben los exámenes, que sepan más o menos geografía o historia? No es eso. Lo que importa es que se forme (en las alumnos) el Reino de Dios, que mediante la educación consigamos esta maravilla… la familia en que el espíritu cristiano domine".

Luego indicó que el origen y fin de la obra educativa, en relación a la congregación, es que "todo es de Jesucristo, todo es por Jesucristo, todo deber ser por Jesucristo" pues "todo viene de Él, todo es pues de Él y debe volver a Él".

En otro momento, el Obispo de Querétaro afirmó que "la comunidad educativa: directivos, maestros, alumnos, personal administrativo, padres de familia"; debe tener como "centro común" la orientación hacia Jesucristo, pues este es "el criterio que debe unificar a la comunidad educativa católica".

"Los directivos o maestros que no acepten la doctrina y la moral católicas en sus vidas, están aquí fuera de su lugar. La firmeza doctrinal y la subsiguiente exigencia moral, son requisitos indispensables en una institución educativa católica" apuntó Mons. de Gasperín.