El Arzobispo de Santa Fe, Mons. José María Arancedo, dijo que los médicos y el Comité de Biótica del Hospital Iturraspe actuaron con valentía y optaron "por la vida" al negarse a realizar un aborto a una mujer que padecía de cáncer.
Al referirse al caso de Ana María Acevedo, cuyos padres pidieron se le practicara un aborto, el Arzobispo dijo que el Comité de Bioética "tiene que estudiar ese tema porque los padres no tienen el derecho de pedir un aborto, ya que la vida es el primer derecho que el Estado debe tutelar" y sostuvo que "no es cuestión que uno lo quiera, sino de si está permitido y se puede, porque un pedido por sí solo no alcanza para justificarlo".
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El Prelado señaló que "a los médicos del Iturraspe se les debe un reconocimiento, ya que se encontraron un poco solos, actuaron con responsabilidad tratando de salvar esa vida gestada, y también a la madre para que se llegara a un feliz término, aunque la vida de ella ya estaba condenada de un modo irreversible".
Luego afirmó sentirse "triste" por el desenlace de los hechos y lamentó que esto se haya usado como una política pro-aborto.
El aborto "no es un derecho, es un delito y la Iglesia nunca lo va a aceptar, haya ley o no, porque son temas que no se negocian" aseguró Mons. Arancedo e indicó que "el aborto es quitarle la vida a alguien que ya existe como ocurrió con el caso de la joven fallecida, ya que ésta tenía un cáncer que era irreversible, pero al mismo tiempo observaba una vida concebida en ella que los médicos trataron de salvar".