El Arzobispo de Piura y Tumbes, Mons. José Antonio Eguren Anselmi, señaló durante el día de la Jura de la Bandera, que se celebra en el país el 7 de junio, que el Perú no es un país meramente “multicultural”, como señalan algunos, sino una nación de raíz católica.
Haciendo referencia a los colores de la bandera peruana, de franjas rojas verticales con el centro blanco, el Prelado, durante la ceremonia realizada en la norteña ciudad de Piura, señaló que “curiosamente el color blanco está ubicado en el centro de nuestra bandera”.
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“¿No querrá ello indicarnos que la identidad cultural del Perú tiene un substrato innegable y profundamente cristiano y católico? ¿No querrá ello recordarnos que en el corazón de nuestra cultura está desde hace más de cinco siglos presente la huella viva del Evangelio del Señor Jesús que todo lo vivifica y eleva? ¿No lo atestigua así la vida de nuestros santos y la profunda religiosidad cristiana de nuestro pueblo?”, preguntó.
Mons. Eguren continuó afirmando que “ningún intento serio por comprender la peruanidad puede prescindir de este sólido punto de referencia: la fe católica, que mediante el proceso histórico de la evangelización constituyente integró los auténticos valores humanos y culturales de nuestro pasado milenario, uniéndolos a unos nuevos y les dio su cohesión, identidad y despliegue en un proceso denominado mestizaje cultural”.
“La Iglesia Católica –agregó– ha sido y es un elemento decisivo en la formación histórica, cultural y moral del Perú”.
El Arzobispo advirtió que “hoy en día, algunos pretenden redefinir al Perú como una república pluricultural. Si ello es así el Perú no sería más que la suma sin unidad alguna de más de un proceso histórico; con más de una tradición; con más de una identidad y cuyos habitantes solamente compartirían de manera fortuita un mismo territorio”.
“Es decir, el Perú carecería de unidad y estaría sumergido en un relativismo absoluto. Más aún, careceríamos de identidad nacional”, agregó.
“Creemos más bien que el Perú es una sola cultura heterogénea, es decir una sola realidad cultural compuesta de varios elementos. Y que para reencontrar nuestra propia identidad no podemos dejar de reconocer nuestras profundas raíces cristianas. Pretender desconocer esto podría encaminar al Perú en el peligroso camino de la anarquía”.
Mons. Eguren destacó luego, durante la ceremonia en la que miembros de las fuerzas armadas y policiales renuevan el juramento de fidelidad al símbolo del país, que “al recordar en este día a nuestra única bandera” que sus colores “nos recuerden que somos una sola realidad histórica, con un mismo pasado, con un presente común y con la misma esperanza en un futuro mejor”.
Que su blanco nos recuerde la grandeza de nuestros santos