Un miembro del gobernante Labor Party en Australia y legislador del parlamento de New South Wales afirmó que preferiría “irse al infierno” antes que atender al llamado del Arzobispo de Sydney, Cardenal George Pell, quien denunció un macabro proyecto de ley que permitiría la generación de embriones humano-animales, entre otras aberraciones.
"Tal vez me vaya al infierno, pero si me voy al infierno lo voy a hacer salvando muchas vidas, porque de eso se trata esta ley”, dijo un desubicado Tony Stewart, quien dice ser católico, en una entrevista radial. “No necesitamos que un líder religioso le diga los miembros del parlamento lo que debe hacerse”, añadió.
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De otro lado, el Presidente del Parlamento, Morris Iemma, y su segundo, John Watkins, quienes también afirman ser católicos, han mostrado públicamente su apoyo a la ley y señalan que votarán a favor de la misma. "Ya he pensado seriamente en esta ley, y no tiene problemas éticos ni morales y, además, le da esperanza a la gente”, dijo Iemma.
Otro parlamentario, quien también dice ser católico, Adrian Piccoli, desafió al Cardenal Pell sobre la posibilidad de que se le negase la Eucaristía y dijo que “me gustaría verlos tratar de hacerlo y detenerme”.
"Ningún político católico –es decir, ningún cristiano que respete la vida– que ha informado debidamente su conciencia sobre los hechos y la ética sobre este asunto, debe votar a favor de esta legislación inmoral", indicó recientemente el Cardenal Pell.