Durante la Audiencia concedida a los formadores y alumnos de la Pontificia Academia Eclesiástica, donde se forman los futuros representantes pontificios, el Papa Benedicto XVI destacó que la misión de los futuros nuncios requiere reflejar el rostro de Cristo al mundo.
“En efecto, queridos alumnos, cuanto más buscáis el rostro de Cristo, tanto mejor podréis servir a la Iglesia y a los hombres, cristianos y no cristianos, que encontraréis en vuestro camino en las representaciones pontificias esparcidas en todo el mundo”, señaló el Pontífice.
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El Santo Padre destacó que “el servicio la cual estáis destinados y para el que os preparáis aquí e Roma, es un servicio de testigos calificados en las Iglesias y ante las autoridades de los países a los cuales, Dios mediante, seréis destinados”.
“Al testigo del Evangelio –prosiguió- se le pide permanecer fiel en toda circunstancia a la misión que le ha sido confiada”. “Eso implica, en primer lugar, una experiencia personal y profunda del Dios encarnado, una amistad íntima con Jesús, en cuyo nombre la Iglesia os envía para una particular tarea apostólica”, agregó.
Benedicto XVI recordó además que la fe cristiana “no puede jamás reducirse a un mero conocimiento intelectual de Cristo y de su doctrina; también debe expresarse en la imitación de los ejemplos que Cristo nos ha dado como Hijo del Padre y como Hijo del hombre”.
“En particular –añadió el Papa-, quien colabora con el Sucesor de Pedro, Pastor supremo de la Iglesia católica, está llamado a hacer lo mejor posible para ser él mismo un pastor dispuesto, como Jesús Buen Pastor, a dar la vida por sus ovejas”.
El Pontífice se dirigió especialmente a aquellos que están próximos a dejar la Academia y ser asignados a sus primeras misiones e el mundo. A ellos les pidió “seguir cultivando una amistad íntima y personal con Jesús, buscando conocer siempre mejor y asimilar los pensamientos y sentimientos que fueron suyos. Mientras mas profundamente lo conozcan, más sólidamente permaneceréis unidos a Él y más fieles permaneceréis a vuestros compromisos sacerdotales, seréis más capaces de servir a los hombres, más fecundo será vuestro diálogo con ellos, más accesible aparecerá la paz que propondréis en casos de tensión y conflicto, más consolante resultará la paz que, en nombre de Cristo y de su Iglesia, ofreceréis a las personas probadas e indefensas”.
“De esta manera, aparecerá con mayor claridad a los ojos del mundo la convergencia ideal entre vuestra misión y la evangelización propuesta por los otros responsables de la pastoral”, concluyó.